Capítulo 43

107 7 0
                                    

Killian

Fue extraño haberme despertado con un subidón de energía, dado a lo que pasó ayer en la noche con Skyleen no creí que iba a ser capaz de levantarme de la cama. De hecho, consideré no ir a la universidad sólo para retomar energías y quizás con suerte tener un segundo round. Por desgracia, cuando pasé por su habitación la escuché hablando con su madre, por lo que no me quedó de otra opción más que desgastarme en el gimnasio antes de irme.

Por las siguientes dos horas estuve haciendo mi rutina de cardio entre la caminadora de curva, la cuerda para saltar y la bicicleta fija, finalizando con varios ejercicios de crossfit. Terminé sudado y extremadamente cansado, pero me ayudó a quitarme las absurdas ganas de sexo, al igual que la ducha fría que tomé al terminar. No tardé mucho en cambiarme de ropa y salir de mi habitación para irme a la universidad. Era una mañana tranquila, esperaba no tener que ver a mi padre o recibir alguna llamada del imbécil de Rider o de los perros guardianes de Alonzo, ayer cumplí con mi obligación y esperaba tener un poco de tranquilidad al menos por unos días. Sé que la deuda con Alonzo es prácticamente de por vida, dudo mucho que algún día pueda librarme de ese viejo decrépito, pero los pocos días donde no tengo que regresar a ese hoyo negro me hacen sentir que vuelvo a tener el control de mi vida.

Alonzo dice que me dejará libre una vez que termine de pagar la deuda, pero dudo mucho que quiera arriesgarse a perder al único peleador importante de su puto club y no es por dame importancia, él sabe mejor que nadie que El Coliseo se llena hasta reventar cada noche que yo me presento. Digamos que soy algo así como el acto principal. Muy en el fondo sé que jamás podré escapar de ese lugar, ya que el jefe perdería mucho dinero por mi culpa y eso es algo que no está dispuesto a hacer.

No soy un hombre al que le guste ser controlado, mucho menos si es a manos de una persona que odio. Por lo tanto, a como veo la situación, no me quedará más opción que matarlo en cuanto tenga la oportunidad. De esa forma me vengaría por lo sucedido hace años y obtendría finalmente mi libertad. Claro que antes de hacer una estupidez debo pensar bien las cosas.

-       Ahí estás- reclama una voz femenina.

Estaba cerrando la puerta principal cuando mi mirada se dirigió a una chica de mini shorts negros, top de encaje rojo y cabello multicolor revuelto caminando furiosa hacia mí.

-       ¡¿Dónde carajos has estado?!- exclama Jessica.

-       ¿Qué te pasa Jessica? ¿Por qué amaneciste más irritante que de costumbre?- me burlo.

-       No te hagas el imbécil conmigo que no estoy de humor.

Le rodeo los ojos y la pasó de lado sin importancia para llegar a mi auto.

-       No fuiste a la fiesta en la playa- dijo antes de que pudiera abrir la puerta.

-       Sí, lo sé- respondo cortante.

-       Tú nunca faltas a una de esas fiesta, ¿Por qué no fuiste?

Río descaradamente.

-       ¿Qué te hace pensar que te debo a ti alguna jodida explicación de lo que hago o dejo de hacer en mi puta vida?

-       Es por ella ¿No es cierto?- suelta de repente.

-       Por Dios, Jessica, ¿Ahora de qué carajos estás hablando?

-       ¿Te crees que soy idiota?

-       La verdad, sí.

Corto la distancia que nos separaba, volviendo a caminar hacia mí y colocándose en frente.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora