Capítulo 25

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Skyleen

Esta mañana se cataloga como una de las más angustiantes de toda mi vida. Jamás había sentido tanto miento como cuando vi a Oliver parado en frente de mí, teniendo a Killian a un lado. Fue como si mi corazón se hubiese detenido por un segundo y mi mente se hubiera colapsado por la angustia de saber que pasaría en los siguientes minutos. Killian pudo abrir su enorme bocota y revelarle a Oliver todo lo que estuvimos haciendo ayer en la noche sólo para verme arruinada. Después de todo, nos seguimos odiando y nuestra rivalidad nunca terminará. Lo que le dije en el auto fue cierto. Nuestro pequeño momento no cambió nada en mi vida, no tuvo relevancia para hacerme cambiar de opinión sobre él. Fue una experiencia que nunca olvidaré, ya que fui tan tonta como para otorgarle mi primer orgasmo a este idiota condescendiente, aunque admito que no me arrepiento. Killian tiene mucha experiencia y estoy segura de que él me haría disfrutar del sexo como nadie... «¡¿Pero que diablos estás diciendo Skyleen?! ¡No! ¡Absolutamente no! ¡Queda prohibido todo acercamiento hacia Killian Knight!» me regañó a mí misma.

Oliver estará aquí por un fin de semana y que mejor forma de distraer mi mente que estar con tu queridísimo novio, recuperando el tiempo perdido. Además, debo olvidarme del el deseo que tengo por Killian y tirar a la basura todos los pensamientos sobre él besándome e introduciendo su experta lengua en mi boca mientras nuestros cuerpos se colisionan y me hace venirme tan duro que jamás vuelva a sentirme satisfecha a menos que sea con él. Sí, definitivamente debo olvidarme de todo eso, no quiero arruinar más mi relación con Oliver. Él es un chico bueno que me da la seguridad de tener un futuro estable a su lado, aunque me preocupa que con el tiempo eso pueda hacernos muy infelices a ambos. No quiero ser tan egoísta, pensando sólo en mi bienestar y a causa de eso terminar terriblemente mal con Oliver. Prácticamente ha sido mi mejor amigo en los últimos años y no podría vivir con la culpa de saber que fui yo quien arruinó su vida. De hecho, él merece a alguien mucho mejor que yo. Merece a una chica igual de dulce y atenta que él, alguien que de verdad aprecie el increíble ser humano que es. Podría decirse que Oliver Matthews pertenece a la clase de hombres que ya no se encuentran tan fácilmente.

Una parte de mí quiere disfrazar las cosas para no admitir que me aterroriza terminar como mi madre. Una mujer que fue violentada y abusada por su propio esposo durante muchos años, un hombre que se suponía la cuidaría y amaría por el resto de su vida.

Como toda niña, me gustaba creer en los cuentos de hadas, en el amor verdadero y en los felices para siempre, pero después de haber visto y recibido las consecuencias de una relación enfermiza, fui olvidándome de la existencia del amor. Para mí, el amor no existe, es sólo una bonita y atractiva manera de llamar al sufrimiento. En el amor todos salimos perdiendo, siempre terminaremos con el corazón roto, así sea que estemos de acuerdo o no.

Los juegos del corazón son una mierda. El tan popular sentimiento llamado amor no existe, ya que de otra forma no habrían maltratos, peleas, mentiras ni engaños en las relaciones, pero está claro que nadie más lo ve. Somos viles humanos ciegos e ignorantes, que prefieren mil veces sufrir a renunciar a un sentimiento tan efímero como lo es el amor. Nos conformamos con las miserias de los demás, cuando a la única persona a la que debemos amar realmente es a nosotros mismos. ¿Cómo podemos amar si no hemos aprendido a amarnos y a ser amados? El amor sólo permite que tú mismo y más personas puedan hacerte daño. No es nada más que una red de mentiras y desilusiones.

-       ¿Sky?- siento como alguien me aprieta ligeramente la mano derecha. -¿Estás bien?

Cierro los ojos y los aprieto un poco, tratando de borrar todos mis pensamientos.

Al parecer mi cabeza y mi cuerpo habían olvidado que se encontraban cenando en el comedor principal con Robert, Oliver y mi madre. Me di cuenta de que ni siquiera he tocado mi comida desde que nos sentamos a cenar, pero una parte de mí no pudo evitar notar la falta de tensión en la mesa.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora