Capítulo 40

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Skyleen

La noche nos cayó encima. Resulta que Rhett era una muy buena compañía y una persona muy divertida. Sinceramente me sorprende que alguien como él pueda ser amigo de alguien tan odioso, nefasto e irritante como Killian. Hubiera dado lo que fuera porque Rhett fuese mi hermanastro, pero no todo es esta vida pude ser perfecto, al menos no para mí. Estoy atorada en una serie de acontecimientos que hacen de mi vida una basura, entre ellos está la inestable convivencia con Killian. Me sentía cansada de no tener amigos y de privarme de la diversión real, pero ahora, con la ayuda de Tara y Rhett sé que eso está a punto de cambiar. Jamás pensé que alguien relacionado con Killian Knight pudiera ser tan amigable. Quizás el resto de sus amigos también sean así, sólo tengo que darles el beneficio de la duda y permitirme conocerlos mejor.

Justo en este momento me encuentro apartada de toda la locura de la fiesta. Tara me insistió en quedarme a bailar con ella, pero ser el centro de atención nunca ha sido lo mío, por lo que decidí alejarme del ruido y sentarme en medio de la arena mientras disfrutaba de la claridad de la luna reflejando el agua en movimiento. Por primera vez desde que llegué a Florida me sentí tranquila y no pasó mucho tiempo para que Rhett me hiciera compañía. Ambos estuvimos platicando por un buen rato, conociéndonos mejor y con cada confesión sincera que salía de su boca confirmaba que él era mucho mejor persona que Killian. Hablamos de las cosas que nos gustaban, así como las que nos disgustaban. Me contó sobre su familia distante y el como fue que se hizo amigo de cuatro chicos igual de solitarios a él. No me dio detalles, ni mucho menos quiso ser específico en cuestión a las vidas privadas de cada uno de ellos, pero entendí que Los Lobos son muy unidos y leales a si mismos.

- Entonces, Skyleen, dime cual es tu mayor sueño- dijo Rhett curioso.

- Respuesta difícil viniendo de alguien que ha tenido que renunciar a todos sus sueños- suelto un pequeño suspiro.

- Pero si pudieras tener lo que más deseas, ¿Qué sería?

Ni siquiera tuve que pensarlo dos veces cuando la respuesta vino a mi cabeza.

- Libertad.

Rhett frunció el ceño algo confundido y preocupado.

- No soy cautiva si eso te estas preguntando- digo con sarcasmo. -Hablo de la libertad mental y sentimental.

- No lo entiendo.

- Por desgracia, detrás de mí tengo muchos demonios de mi pasado que aún me persiguen y siempre he sido una persona que pone a los demás antes que a si misma- respondo con franqueza. -Quisiera quitarme este peso que llevo cargando desde hace muchos años. Quisiera olvidar los malos recuerdos y seguir adelante. Quisiera tomar desiciones pensando sólo en mí y no en la felicidad de otros. Quisiera...

- Ser libre- terminó la frase por mí, entendiendo mi punto.

Nunca lo había dicho en voz alta, pero se sintió bien. Ojalá fuera igual de fácil hacerlo como decirlo, pero me conozco y lo último que haría sería darle la espalda a mi madre, sin mencionar que los acontecimientos traumáticos de mi adolescencia jamás desaparecerán, seguirán ahí como una maldita herida abierta, imposible de sanar. Solamente yo sé lo rota y jodida que estoy, pero es mucho más sencillo fingir estar bien que darle explicaciones a medio mundo del porqué debo poner una sonrisa falsa todos los días. Además, la mayoría de las personas, si no es que todas, simularían sentirse empáticos hacia ti, cuando la realidad es que no tienen ni la más mínima idea de lo horrible que es estar en tus zapatos. Es por eso que me he guardado mis sentimientos por mucho tiempo, trato de evitar los falsos pésames y las hipócritas comprensiones de aquellos a quienes les envidio su vida normal.

Amor Inesperado (1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora