C a t o r c e

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BETTY

Tome la laptop de Jughead, quería ver algunos de los vídeos de cuando éramos niños, me gusta ver cómo es Jughead de pequeño y ver esa gran sonrisa que siempre tiene en sus labios cuando me ve.

De pequeña era muy ciega al no darme cuenta de esa forma tan linda en la que él me mira y lo mejor es que aún lo sigue haciendo.

Hice click en la carpeta con el nombre “recuerdos de Rapunzel y Jugguie” suena tonto pero es tierno... Hay demasiados videos y no puedo decidir por cual, he visto la gran mayoría de ellos y me gusta verlos como si fueran una película. Iba a hacer click en el vídeo nombrado “aprendo a montar bicicleta” pero Jughead me interrumpió cuando llegó de repente y beso mis labios.

— Hola novia mía ¿Como va todo?

— bien, iba a ver uno de los vídeos. ¿Cómo te fue con Bruno?

— bien, se puso a perseguir un gato y tuve que ir tras él.

Solté un pequeña risita, él tan solo imaginarlo es chistoso.

—¿Y dónde está Bruno?

— no lo sé, venía detrás de mí — dijo para luego mirar hacia atrás pero un lengüetazo en mi mejilla me asusto.

— ¡Bruno! Deja de hacer eso.

Jughead soltó una carcajada y yo lo miré molesta, siempre se burla de mí y no me gusta. Cambié mi mirada hacia el perro quien apoyó su cabeza en uno de los cojines del sofá, limpie la baba de mi rostro con ayuda de mi blusa y luego lleve mi mano a la cabeza de Bruno para acariciarlo.

Jughead dejó de reír y luego colocó su cabeza en mi hombro para poder besar mi mejilla.

— ¿Puedo ver los vídeos contigo?

Asentí y él con demasiada facilidad me tomó por mi cintura y me sentó en sus piernas, sus brazos rodearon mi cintura e hizo que mi espada quedará recostada en su pecho.

— ya no puedo acariciar a Bruno.

— él ya está en su quinto sueño, déjalo dormir.

Yo fruncí mis cejas ¿Cómo va a estar en su quinto sueño si se acaba de dormir? Bufé y decidí dejarlo a un lado, no iba a discutir por una estupidez...

— ¿Qué vídeo vamos a ver?

— Aprendo a montar bicicleta.

Él levantó sus cejas y una sonrisa burlona se formó en sus labios.

— Ese es bueno.

Sonreí y Jughead para mayor comodidad hizo que me recostara en su pecho y apoyó su mentón en mi hombro.

Hice click en el vídeo y lo primero que se vio fue el rostro de un Jughead pequeño.

— el día de hoy, en otro vídeo sobre las aventuras de Jugguie y Rapunzel, mostraremos cómo aprendemos a montar en mi bici.

— ¡Jugguie! ¡Ven! — gritó Betty.

— ¡Ya voy! — respondió el pelinegro mientras giraba la cámara.

Jughead mostró a Betty, quien estaba subida en la bicicleta color azul oscuro de Jughead, tenía un casco que le pertenecía al pelinegro que le quedaba un poco grande, sus piecitos quedaban empinados y apenas podía tocar el suelo y sus manos estaban agarradas al manubrio de la bicicleta con fuerza. Ella tenía miedo de que se cayera.

— Jugguie deja de grabar y ayúdame.

— no, tengo que grabar esto para que cuando seamos grandes lo veamos.

— ¡No! Me voy a caer y será tu culpa.

— está bien — se quejó el pelinegro.

Jughead dejó la cámara sobre un pequeño muro haciendo que apuntara hacia ellos. Se observaba claramente la imagen de ambos niños, muy lejos pero se observa.

El pelinegro sostuvo la bicicleta para que la rubia pudiera poner sus piecitos en los pedales, empezó a moverse de una forma muy lenta con el pelinegro al lado sosteniendo la bicicleta para que no se cayera, luego la rubia aumentó un poco la velocidad y cuando Jughead la vio totalmente concentrada con su vista al frente la soltó y corrió de nuevo hacia la cámara para poder grabar de cerca a la rubia.

Pasaron unos segundos hasta que la rubia se dio cuenta de que Jughead no la sostenía y se espanto, la bicicleta se tambaleó un poco pero alcanzó a detener la bicicleta antes de caer al suelo.

Ella se bajó y caminó con la bicicleta hasta donde se encontraba el pelinegro quien tenía una gran sonrisa aún grabando.

— lo lograste Rapunzel.

La rubia formó un puchero y la sonrisa de Jughead se borró, él ya sabía que cuando ella hacía ese gesto era porque se sentía mal.

— dijiste que no me solitarias y lo hiciste Jugguie.

— Rapunzel, pero pudiste hacerlo sola, no necesitas mi ayuda.

— casi me caigo porque tú no estabas ahí.

Jughead suspiro y abrazo a la rubia, apuntando con la cámara hacia el cielo y dejando que solo se escuche las voces de ambos niños

— no me necesitabas, no para esto Rapunzel, tú puedes hacer muchas cosas por ti misma, no siempre dependeras de mi.

— pero yo quiero que estés conmigo en todo.

— y así será, pero para verte triunfar y hacer las cosas por ti misma.

— hablas como mamá Jugguie.

El pelinegro soltó una pequeña risita y se separó del abrazo de la rubia, ahora la cámara apuntando hacia ella.

— Ahora es tu turno Jugguie.

Betty sonrió y quitó el casco de su cabeza dejando unos cuantos cabellos alborotados, puso el casco en la cabeza de Jughead y tomó la cámara ahora apuntando al pelinegro.

— pero yo ya sé montar en mi bici Rapunzel — se quejó y se escuchó como la rubia pisoteó el suelo.

— no me importa, tú también vas a hacerlo.

Jughead suspiro y se sentó en la bici para empezar a pedalear hasta un árbol y luego dar la vuelta hasta llegar a la rubia.

Betty sonrió y se acercó para besar la mejilla de Jughead haciendo que un leve sonrojo apareciera en las mejillas del pelinegro.

— ves, si podías hacerlo Jugguie.

— porque ya se montar en ella — Betty lo miró molesta y le dio un pequeño golpe en el hombro a Jughead — no hagas eso — se quejó mientras sobaba su hombro.

— ten — dijo pasándole la cámara — no sé cómo terminar el vídeo.

— bien pero primero despídete de la cámara.

— Adiós yo del futuro.

Y el vídeo terminó con la imagen de una yo pequeña sonriendo. Cerré la laptop y giré mi cabeza para mirar a Jughead.

— ¿Siempre fui así contigo? — él asintió.

— siempre querías que te ayudará en todo, en algún momento fue molesto pero me gustaba estar siempre contigo y ver cómo te quejabas y enojabas cuando no lograbas hacer algo bien. Fruncias tus cejas y un puchero se formaba en tus labios, aún lo haces y te ves muy tierna.

Suspire, me gustaría recordar de esa forma las cosas con él, como él lo hace... Es que hasta recuerda mis gestos y es frustrante que yo recuerde tan poco de tanto, a veces hasta llegó a sentirme mal...

Él dejó un corto beso en mis labios y organizó mi cabello detrás de mi oreja.

— ¿Quieres comer algo? ¿Pido pizza?

— si, con una malteada de oreo porfis.







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