V e i n t i c i n c o

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BETTY

feliz cumpleaños Betty, cumpleaños feliz. — terminaron de cantar y empezaron a aplaudir.

Una gran sonrisa se formó en mis labios al ver a las personas que tengo a mi lado, a las personas que en verdad me quieren y que ahora son mi familia.

Sople las velas luego de que terminaron de aplaudir y pedí mi deseo, así como lo hago desde que tengo memoria en cada uno de mis cumpleaños. A veces se cumplen a veces no pero tengo la esperanza de que en un futuro se cumplan. Y si, se que es Infanti pero nunca dejare de hacerlo.

Mamá se acercó para abrazarme y dejar un beso en mi frente.

— feliz cumpleaños mi niña — sonrió— te compre algo, se que no es mucho pero es con mucho amor ¿Si?

Ella se apartó y se dirigió a la cocina y luego volvió con algo envuelto entre sus manos. Me paso el regalo y al abrirlo fruncí mis cejas. Era un cuaderno, un cuaderno con una portada totalmente negra, bueno más bien era como una libreta, así como las que tengo para mis dibujos.

—ábrelo mi niña — dijo refiriéndose a la libreta.

Mi niña, nunca dejes de soñar ni de imaginar.
Sigue plasmando esos hermosos
sueños y cosas extrañas que hay en tu cabeza.
Nunca dejes de ser tu, nunca dejes
de dibujar, porque todo eso que haces, es muy maravilloso mi niña y demasiado especial.

Mamá.

Alce mi mirada para verla y fue inevitable no sonreír al igual que ella. Mamá a cometido errores, errores muy grandes pero ella es una gran mujer, una muy fuerte y siempre voy a admirar eso. Porque a pesar de todo lo que pasamos ella sigue aquí conmigo, apoyándome y yo a ella.

La abracé y dejé un beso en su mejilla, ella acarició mi mejilla y organizo mi cabello detrás de mi oreja.

— te doy esto porque últimamente veo que ya no dibujas tanto y yo sé que eso en verdad te apasiona mucho, desde que eres pequeña te a gustado demasiado y ese es un gran talento que no puedes dejar ir mi niña. Aunque no soy nadie para obligarte a hacerlo.

Sonreí — gracias mamá, te prometo que nunca dejare de dibujar.

Luego de eso, el señor Jones me dio un regalo también, eran un par de aretes dorados, bueno en realidad eran dos pares. Unos eran una bolita dorada y otros tenían forma de estrellitas, muy lindos.

— gracias señor Jones — dije dándole un abrazo.

— no fue nada Betty y creo que deberías de dejar de decirme así, nos conocemos hace muchos años y ahora somos prácticamente una familia.

Sonreí — está bien.

Todos volvimos a sentarnos en las sillas del comedor para ahora comer pastel, que está delicioso, sabe a chocolate y tiene fresas. Mamá me conoce tan bien.

— ¿Y Jughead no te dio regalo este año? Esta vez no fue a preguntarme que podría darle.

Yo solté una pequeña risa y mire a Jughead quien tenía sus mejillas con ese color carmesí. Debe de estar avergonzado, eso no lo sabía.

Dejé un beso en la mejilla de Jughead y luego mire al señor Jones.

— me lo dio esta mañana —tomé el pequeño dije entre mis manos — fue está cadena de mariposa, me gusto mucho.

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