Encuentro con el destino

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BARBARA:

Debo de estar loca si estoy pensando en eso... Ok si lo estoy pensando, después del relajante baño de espumas, abandoné el baño envuelta en una toalla, me observo al espejo, me moldeo los rulos y los dejo caer sobre mis hombros, mi cabello está más largo de lo normal.

Sobre la cama se encuentran extendidos varios vestidos y otros atuendos, me decido por un vestido sencillo, escotado pero reservado a la vez. Digamos que especial para la ocasión, no quisiera parecer ni mojigata ni muy pretenciosa. Me visto, vuelvo a retocar mi cabello por milésima vez, y me perfumo. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Me comporto como una chiquilla que se prepara para ir a una cita a ciegas, literal a ciegas porque del nuevo vecino, no sabía absolutamente nada. Y eso es lo que me intrigaba aún más. Tomo una taza, salgo y camino con paso decidido directo al departamento 506.
Tomo aire ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? Doy media vuelta para retornar a mi departamento pero una voz me detiene.

-Hola... -una voz cálida que no se por qué, pero me hizo estremecer de tan solo escucharla. Con algo de nervios doy media vuelta y ahí lo veo, parado frente a mi, era un hombre realmente apuesto, con el cabello castaño y los ojos voraces y encantadoramente marrones.

 Con algo de nervios doy media vuelta y ahí lo veo, parado frente a mi, era un hombre realmente apuesto, con el cabello castaño y los ojos voraces y encantadoramente marrones

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-Hola... Ehh yo iba abajo, por una tacita de azúcar. -digo nerviosamente sosteniéndole la mirada. Un momento... ¿Porqué demonios tuve que dar una explicación?. Él me inspecciona con la mirada y sonríe... Wow, cuando sonreía era mucho más atractivo. Me recordaba tanto a Asdrubal, tenía algo en la mirada. En los gestos, niego con la cabeza no se por que razón estoy haciendo esto, mentalmente me reprocho a mi misma y es él, quién rompe el silencio incómodo.

-Pues le ahorro la molestia de bajar... Yo tengo azúcar. -vuelve a sonreír amablemente, trae sólo su chaqueta en manos. Abre la puerta de su departamento. -¿Gusta pasar? -dice mirándome.

-¿Yo?... No... -tartamudeo, ¿desde cuando tartamudeo yo?. -Esta bien así, yo no quisiera incomodarlo, usted estará muy ocupado con lo de su mudanza. -me excuse y me mira divertido.

 -me excuse y me mira divertido

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La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora