Grandes decepciones

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SANTOS:

Creí que la haría entrar en razón, pero todo quedó ahí, en mis pensamientos.
Luego de que me dejó con la palabra en la boca, decidí volver a Altamira. Y hacer cualquier cosa, necesito distraerme, pateo todo lo que encuentro en mi paso, desquitando mi rabia, me acerco a mi caballo y lo monto en cuestión de segundos.

Por si fuera poco empieza a partirse el cielo, maldita sea esto solo me retrasará más, y no veo conveniente seguir adelante, teniendo una lluvia de estas de por medio

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Por si fuera poco empieza a partirse el cielo, maldita sea esto solo me retrasará más, y no veo conveniente seguir adelante, teniendo una lluvia de estas de por medio.
Me pregunto si es que Bárbara pudo llegar a su hacienda, o si también la retrasó la lluvia, la preocupación por ella hace su efecto en mi, voy siguiendo su rastro, y en última instancia llegare hasta la choza del palmar y me detendré ahí, en caso de que las cosas se pusiesen peores.

-¡Bárbara! -su nombre pareciera dar vueltas y vueltas en mi cabeza. Estaba llegando a alturas del Palmar y ni rastros de ella, si pasó esta instancia, ya debe de haber llegado a su hacienda, suspiro un poco mas tranquilo y me detengo en la choza a esperar a que el tiempo mejorase para poder continuar.

 Estaba llegando a alturas del Palmar y ni rastros de ella, si pasó esta instancia, ya debe de haber llegado a su hacienda, suspiro un poco mas tranquilo y me detengo en la choza a esperar a que el tiempo mejorase para poder continuar

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MARISELA:

Los niños y yo acabábamos de llegar a casa de Tia Cecilia y el cielo empezaba a desmoronarse de feo. Comienza una tormenta de aquellas.

 Comienza una tormenta de aquellas

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La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora