Caretas.

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MARISELA:

Después de haber escuchado a los muchachos ver a Juan primito sospechosamente rondar por los linderos de la Barquereña, pensé que tal vez era el lugar en donde Pablo y Bárbara se encontraban, se conocían y eso me daba mucha rabia, inclusive estaban de lo más acaramelados en la fiesta... ¿Será que Bárbara lo utilizó para comprar y recuperar la Barquereña? No me sorprendería en lo absoluto, conociendo lo manipuladora que puede llegar a ser cuando tiene algún objetivo.
O puede ser que él no tenga nada que ver con ella y que la haya conocido aquí, ya que ambos se encontraban hospedados en el Gran Hotel, información que le pude sacar a Mujica... Mil pensamientos pasan por mi mente y siento envidia, rabia, siempre Bárbara llamando la atención de todos. Siempre siendo el centro de atención de todas las miradas y eso me ponía los pelos de punta. Siempre la odie por eso, mi apa, luego Santos... Y ahora Pablo, no podía permitirlo no me iba a quitar de vuelta lo que me estaba empezando a interesar así que me presento en el Miedo, con el único fin de interrumpir su velada.
Apenas entro y lo veo todo tan hermosamente decorado, en la entrada habían pétalos de rosas señalando un camino, y velas alrededor si esto era solamente afuera ¿Cómo seria adentro? ¿Todo esto lo hizo para ella? Paso decidida a la hacienda, los veo ahí a ambos, besándose.

-¡Buenas noches! -interrumpo su momento romántico y los miro, ambos se separan sorprendidos de mi visita

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-¡Buenas noches! -interrumpo su momento romántico y los miro, ambos se separan sorprendidos de mi visita.

-Ma... Marisela. -Bárbara intercambia miradas cómplices con Pablo.

-Disculpen... No sabia que... -finjo no haber sabido que estarían. -Pensé que la hacienda estaría sola, quería despedirme de la hacienda. -miento, fingiendo inocencia. -¿Interrumpo?

-No... No para nada. -responde ella, cruzó los brazos y Pablo desvía la vista. Claro que interrumpo.

-Que bonito detalle... ¿Lo preparaste tu Pablo? -sonrío y camino mirando los detalles que habían, Pablo solo asiente. Bárbara nos mira incómoda. -Mamá, aprovechando que coincidimos, quisiera hablar contigo un momento, Pablo te la robo un instante... -antes que Pablo siquiera replique, tomo la mano de Bárbara y vamos hacia afuera.

SANTOS:

Llegue a Altamira, todo estaba obscuro. Mando a Casilda a descansar ya que ella se había quedado al cuidado de los niños, dormían como angelitos, cubro a uno de los pequeños con su sabanita y salgo sin cerrar la puerta, no les gustaba estar en total obscuridad.
No tengo sueño, voy al despacho y me siento, apoyando la cabeza sobre el escritorio... En este momento deben de estar juntos. Dios no puedo, esto me esta atormentando..

La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora