¿Trapos sucios?

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MARISELA:

Estaba conversando con la tía Cecilia en la cocina mientras tomábamos unos cafecitos, Antonio estaba durmiendo ya, y lo dejamos descansar a gusto.

-Por cierto... Y con todo esto ¿A dónde habrán ido Santos y mis niños tía? -doy un sorbo a mi café.

-Pues ni idea mi niña -justo cuando la tía Cecilia terminaba de hablar, entran corriendo los niños y se abrazan a mi y a la tía.

-Ey mis preciosos... Los extrañé, ¿Dónde andaban eh? -pregunto mientras le ordenaba la camisa a Lorenzito, ya que la tenia toda para afuera de los pantalones, definitivamente están un segundo jugando y ya se desarreglan por completo, miro a mi pequeña con el pelo hecho un lío, se nota que Santos trato de improvisar un peinado pero al parecer no le fue tan bien.

-Fuimos a la hacienda de la abuela Bárbara -replica la pequeña. Tanto mis ojos como los de Cecilia se abren como platos.

-¡Wooow! Mamá, si vieras el caballo tan hermoso que tiene -comenta Félix.

-Siii, su caballo es hermoso y nos dejo montarlo -agrega Lorenzo, casi derramo todo el café.

-¿Cómo que montaron a caballo? -pregunto exaltada-. ¿Con el permiso de quién? -indago, los niños se encogen de hombros.

-Con mi permiso... -la voz de Santos se hace presente-. Tía... -saluda Santos a Cecilia.

-Santos... Mi niño -dice Cecilia mientras peinaba a la pequeña decentemente.

-¿Cómo está eso de que montaron Santos? Sabes que no me gusta que lo hagan... -digo imponente-. ¿Además a qué fueron a la hacienda de Bárbara?

La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora