La Diosa del río es un fanfic inspirado en la telenovela Doña Barbara, queriendo darle otro final a mi Doña, uno merecedor de una guerrera que toda su vida luchó contra el mundo, contra ella misma, y contra sus demonios, y que siempre luchó sola...
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-Quiero hablar seriamente contigo, Luzardo. Como las dos personas civilizadas que somos -agrego.
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-Te escucho.-Luzardo se cruza de brazos, observandome con atención, suspiro antes de continuar.
-Bien, mira lo que te voy a decir, no es nada fácil para mí... De hecho puede que el día de mañana me arrepienta por esto... -digo pasando una mano por mi cabello y luego por mi rostro.
-¡Habla de una vez hombre! -se impacienta Santos.
-Está bien... Bueno se que siempre tú y yo nos hemos llevado de la patada, y todo por esta rivalidad... Soy consciente de que entre tú y Bárbara hubo un afecto muy fuerte... Es más, hasta creo que lo sigue habiendo. -trago saliva y me tomo un momento antes de continuar.
-No se a donde quieres llegar, la verdad -interrumpe Santos.
-Déjame terminar caray... -me quejo-. Yo no soy tonto, Luzardo. Yo veo como ustedes... se miran, como... Como se comportan cuando están cerca el uno del otro. Mira yo se que Bárbara aunque lo niegue, aun te ama... Y pues de ser así, no tengo nada que hacer contra eso, es decir... -estaba un poco nervioso, casi retractándome-. No voy a interferir más... Lo único que deseo es que ella sea feliz, y pues si ella es feliz a tu lado, pues entonces yo también lo estaré -agrego, Luzardo me mira perplejo.
-¿Quién eres? ¿Y qué le has hecho a Pablo Destefano? -pregunta, mirándome con confusión.
-Si, si lo sé... Que todo esto va a resultarte tan extraño, y créeme... Yo mismo me sorprendo de esto, pero es la verdad, mira desde un principio yo sabía que Bárbara te amaba o te ama con una fuerza indescriptible, soy consciente de que ella no podía olvidarte del todo. Y... Es comprensible, has sido el segundo amor de su vida... -replico.
-¿Pero entonces tú y ella? -balbucea aún dubitativo.
-No te voy a mentir, entre ella y yo existe, o existió... Algo muy bonito, yo amo a esa mujer. -sonrío cabizbajo-. Pero mi amor no basta para los dos. Uno no puede forzar a nadie a que lo ame... -continúe-. Mira, yo creo que ella nunca sintió algo mas que un afecto de amistad hacia mi, ella lo intentó, Santos... Trató de olvidarte, pero ahí estabas de nuevo, apareciendo y haciendo que ella simplemente volviera a ti... Yo lo he notado. -concreto.
Santos abrió la boca para responder pero la sala de pronto se llenó de visitas inesperadas.
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