Torbellino

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BÁRBARA:

Estaba durmiendo tranquilamente hasta que siento algo sobre mis labios, abro los ojos, por un momento pensé que me encontraba dentro de un sueño.
Él estaba tan cerca de mi... Demasiado cerca para mi gusto. Se acerca de vuelta a mis labios con dulzura, con necesidad y yo me aferro a él. No puedo controlarlo es como un impulso que no puedo manejar, por más de que traté de contenerme, el cuerpo no me responde de la manera que quiero. Simplemente se deja llevar.

Creí estar sumergida en un sueño, pero era demasiado real, sentir su respiración tan cerca, sus besos y sus caricias, pensé nuevamente que podría ser un engaño de mi mente, pero no. Quise apartarme mil veces, quise apartarlo pero en la idea de hacerlo lo volvía a acercar a mi, era demasiado fuerte, no podía, no podía.

 Quise apartarme mil veces, quise apartarlo pero en la idea de hacerlo lo volvía a acercar a mi, era demasiado fuerte, no podía, no podía

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Tanto tiempo anhelando estar de esta forma con Santos... Que ahora que ocurría no sabia como reaccionar, siento de repente como el mundo cae allá afuera, si... pareciera desatarse una tormenta de aquellas que arrebasan con todo a su paso, mientras que aquí la tormenta era en mi interior, entre el ser o no ser, y también estaba la tormenta que desataba Santos, un torbellino de pasión.

Sus besos simplemente alborotaban cada parte de mi ser, sus caricias me hacían estremecer, era una sensación única, no se cómo es que él lograba hacer que cada parte de mi cuerpo se contrajera, y se alborotase con el solo tocar de sus dedos, con e...

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Sus besos simplemente alborotaban cada parte de mi ser, sus caricias me hacían estremecer, era una sensación única, no se cómo es que él lograba hacer que cada parte de mi cuerpo se contrajera, y se alborotase con el solo tocar de sus dedos, con el solo roce de sus labios.

Enredé mis manos a su cabello mientras mordía algo fuerte y fiero sus labios, no se quejó en lo absoluto, clavo un poco mis uñas en su espalda y tampoco lo ví quejarse, ya que no me puedo contener, al menos me voy a ir desquitando con el.






MARISELA:

No podía seguir aquí como si nada, no podía conciliar el sueño, en realidad no podía después de descubrir lo que acababa de descubrir, me las tengo que ingeniar para escapar de Gonzalo, y sus guardias.

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La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora