Nuevo amanecer.

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BÁRBARA:

Como ya era tarde decidimos pasar la noche en la Hacienda, y parecía mentira, pero él hasta en eso pensó, se encargo de preparar las habitaciones, si... Dormimos en habitaciones separadas esta noche, se que lo hizo por darme mi espacio, mi tiempo, y por que realmente me respeta.

Extrañe tanto mi habitación, a penas entré, cerré la puerta, no me molesté siquiera en encender la luz, adoraba estar a oscuras, que apenas ingresase un halo de luz de la luna, me senté en la cama, una mezcla de emociones pasaban por mi, un sin fi...

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Extrañe tanto mi habitación, a penas entré, cerré la puerta, no me molesté siquiera en encender la luz, adoraba estar a oscuras, que apenas ingresase un halo de luz de la luna, me senté en la cama, una mezcla de emociones pasaban por mi, un sin fin de recuerdos me atormentaban, apago la luz. Voy a intentar dormir. Me quito los zapatos y me recuesto, extrañaba lo cómoda que me sentía aquí.
Pero involuntariamente pasan por mi mente esos recuerdos... No quería. No debería de pensar en él... En Santos, no ahora que había decidido olvidarlo para siempre y darme una oportunidad con Destefano. Pero él... Siempre él, haciéndose presente en mis pensamientos, como alma en pena vagando por mi subconsciente y me lleva a recordar las innumerables noches que hicimos el amor, aquí mismo, en esta misma cama, nuestra primera vez... Estaba tan sumergida en mis pensamientos y con los ojos cerrados que solo me doy cuenta de que alguien más estaba en la habitación cuando siento unas manos tapándome la boca, me incorporo asustada, por la obscuridad y el susto del momento, me maldecía a mi misma por el hecho de no tener ahora un revolver bajo la almohada.

-Shh Bárbara soy yo... Santos. -susurra y me mira fijamente, estaba sentado a mi lado, no apartó las manos de mi boca. -Perdona... No quería asustarte. -lo miro de mala forma y entiende que estoy molesta por que odiaba que me taparan la boca, amarraran etc. Así que aparta inmediatamente sus manos, pero no se levanta, sigue ahí sentado a mi lado, demasiado cerca.

 Así que aparta inmediatamente sus manos, pero no se levanta, sigue ahí sentado a mi lado, demasiado cerca

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-¿Qué demonios se supone que haces aquí Santos? -lo miro molesta pero también hablo en susurros. No quiero que Pablo se de cuenta de que el esta aquí... En mi habitación.

-Moría de ganas de verte. Me cole por la ventana, a esperar por ti, sabía que vendrías. Y...

-Y nada... -lo interrumpo. -¿Morías por verme? ¡Por Dios! ¿Qué cosa piensas de la vida Santos? Ya me viste... ¡Te puedes ir! -me levantó de la cama, no puedo estar tan cerca suyo, aún no.

La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora