¿Qué hay detras?

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MARISELA:

Después de haber alistado a los niños, nos subimos a la camioneta y emprendimos rumbo a la hacienda vecina, los niños estaban ciertamente emocionados por ir a visitar a Bárbara, pobres... No tenían idea de nada de lo que les esperaba.
A penas llegamos, estaciono la camioneta y ellos bajan apurados.

-Adelántense ustedes, niños, tomo mi bolso y los alcanzo -les digo mientras fingía tomar mi bolso, ellos rápidamente se adentran a la hacienda

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-Adelántense ustedes, niños, tomo mi bolso y los alcanzo -les digo mientras fingía tomar mi bolso, ellos rápidamente se adentran a la hacienda. Sonrío internamente, mientras cierro la puerta del coche y a paso lento pero seguro, también voy ingresando a la casa grande.

-¿Papá? -escucho a la más pequeña decir. Creo que realmente mi plan había funcionado, aparezco por el umbral de la puerta y observo la escena. Bárbara y Santos estaban sorprendidos ante la presencia de los niños, y también de la mía.

-Niños... ¡Qué bueno verlos! -Santos en seguida se acerca a ellos, y los niños lo saludan abalanzándose sobre él.

-Marisela... -Bárbara me saluda, la observo de pies a cabeza.

-Madre. -le devuelvo el saludo, me acerco a ella desganada, nos fundimos en un corto abrazo-. Santos, que sorpresa verte aquí, pensé que estarías en el pueblo o algo así, ya que no pasaste la noche en Altamira -me dirijo a Santos, quién carraspea con la garganta, observa brevemente a Bárbara quién había desviado la vista.

-No es el momento adecuado para hablar de eso, Marisela. -él se acerca, y me habla por lo bajo, estaba realmente incómodo por la presencia de los niños, ruedo los ojos. Los niños se habían acercado a Bárbara y conversaban con ella, observo la escena con el ceño fruncido.

-¿Ah no? Y... ¿Entonces cuándo es el momento para hablar de esto? -insisto en tocar el tema.

-Marisela, para... Ya hablaremos de esto en casa. -me dice tajante, Santos.

-¿Pasaste la noche aquí? -le pregunto a Santos sin disimulo alguno, él observa alarmado en dirección a Bárbara y a los niños que estaban ajenos (por momento) de nuestra plática

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-¿Pasaste la noche aquí? -le pregunto a Santos sin disimulo alguno, él observa alarmado en dirección a Bárbara y a los niños que estaban ajenos (por momento) de nuestra plática.

La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora