La Diosa del Río

Mala sensación.

MARISELA:

Estaba llegando al pueblo, necesitaba hospedarme y dejar mis cosas en el gran hotel, todos me observaban extrañados por verme con maletas incluidas, pidiendo una habitación.
¡Por Dios! ¿Qué nunca han visto a una mujer separarse de su esposo y salir de su casa?
Tal parece que no.

-¿Será por una noche? -pregunta Josefa, mirándome despectivamente de pies a cabeza. Que vieja tan entrometida.

-I don'n know, Josefa -replico de mala gana.

-¿Y... do qué? -pregunta ella confundida.

-Que no lo sé, y no es de tu incumbencia... -agrego molesta, ella me da de mala gana las llaves de una de las habitaciones, y yo lo tomo de un tirón y me dirijo al cuchitril que me han asignado.

Dejo mis maletas en mi habitación, y me dispongo a salir nuevamente.
Me dirijo con paso decidido hasta el consultorio de Arias, veo a Maria Nieves en la entrada... Como si estuviera custodiando.

-Hey ¿Qué haces ahi parado? -pregunto, él parece meditar su respuesta.

-Sólo cumpliendo una orden, niña Marisela. -ruedo los ojos, odio que me digan niña.

-¿Orden? ¿De Santos? -pregunto, Maria Nieves niega con la cabeza, me saca la poca paciencia tratar de hablar con él, ya que es muy callado, y no dice rápido lo que uno quiere saber.

-No niña Marisela, el patrón salió con los pequeños hace unos instantes -contesta Maria Nieves.

-¿Con los pequeños? -la pregunta se me salio sin querer.

-Si, con los dos muchachitos. La pequeña Edith se quedó con la Doña... -agrega. Abro los ojos como plato-. Niña, Mari... -sin dejarlo terminar, me encamino rápidamente al interior del consultorio.

Al llegar pego mi oído a la puerta, para alcanzar a oír algo de la conversación.