No juegues con fuego por que...

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MARISELA:

No había pasado mucho tiempo... Aún era de madrugada, me siento incómoda en mis sueños. Me remuevo en la cama, sueño que estoy atravesando un túnel muy oscuro, no puedo ver nada, ni logro oír nada.

Todo esto de la obscuridad y el silencio me aterra, no se donde estoy.

Siento de pronto esa angustia, me encuentro paranoica, me siento perseguida, no se por quién.
Solo sé que estoy cada vez mas asustada y no sé para donde ni hacia donde voy, solo se que estoy buscando una salida y no la hay, despierto sudada y me siento sobre la cama.

Me llevo otro susto, no estaba sola en mi cuarto, lo vi a él, sentado en una silla al costado de mi cama, llevo una mano tapando mi boca para no gritar de la impresión

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Me llevo otro susto, no estaba sola en mi cuarto, lo vi a él, sentado en una silla al costado de mi cama, llevo una mano tapando mi boca para no gritar de la impresión.

-No te esperaba aquí tan rápido -alego, trato de parecer lo mas calmada posible.

-¿Creíste que podías escapar de mi? -me dice con la mirada sombría.

-No, de hecho sólo quería mi espacio -aclare como si nada, Gonzalo se abalanza sobre mi, toma mi cuello entre sus manos,  llevo mis manos sobre las suyas tratando de liberarme.

-No es como tú quieras... Ni cuando tú quieras ¿No entiendes? Tu vida pende de un hilo, depende de mí... Y también la vida de tus hijos -amenaza Gonzalo. No puedo pensar, ahora solo quiero liberarme de su agarre.

-Go... Gonzalo... Su... -apenas y podía respirar, Gonzalo deja de tomarme del cuello pero me da una bofetada.

-Te atreves a cuestionarme, desobedecerme o traicionarme y te ira peor... ¿Entendido? -asiento con la cabeza, intento recuperar el aire perdido, él no sale de encima mio.

-Lo que tú digas... -susurro mirándolo, siento rencor, mucho rencor. Nunca pensé sentir odio y tanta repugnancia hacia una persona, su aliento a alcohol me marea y ésta vez... Me desespera tenerlo sobre mi, pero consciente de su amenaza no me opongo. Solo dejo que haga y deshaga conmigo lo que se le antojase. Mientras planeo incluirlo en mi venganza.

SANTOS:

No podía dormir, no después de esta noche... La tenia entre mis brazos, se siente tan bien tenerla así. Cerca, muy cerca. Ella recostada sobre mi pecho y yo envolviéndola entre mis brazos.

La Diosa del RíoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora