especial: del pasado

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tw - violencia/mención a tca

de celos y presentaciones

— No trabajes hoy, ayúdame con mi tarea. — bromea, empujando sus piernas juntas, el pelinegro se ríe.

— No voy a faltar al trabajo, y menos para hacer tu tarea. — responde, mirando sus manos juntas. — Y ya deberías irte, Everon debe estar muriendo de hambre.

— Déjame un ratito más — pide, apoyándose a su lado. —, esta semana vas a estar muy ocupado y no voy a poder verte.

Samuel apoya su cabeza sobre la del menor, sonriendo, tenía razón, apenas era martes y ya estaba tan ocupado que ese era el primer momento que compartían juntos desde la mañana anterior. — Sabes que este lugar no es precisamente el más seguro de la ciudad, ¿no?

— Es solo la entrada de tu casa, no la de un narcotraficante, relájate. — se burla él.

— Estuve leyendo... — empieza el mayor, dubitativo de tocar ese tema en específico. — y encontré un plan de alimentos para el instituto, ya sabes, no es muy complicado y quizás te gustaría llevarlo...

— De Luque, tú también no. - pide, levantando la mirada para observarlo. — Nana, Fargan, Mangel, Alex y Everon me están llenando a base de vegetales y jugos de proteínas, ya tengo suficiente con eso.

— Me preocupo — murmura, pareciendo algo avergonzado. —, y no sé de qué otra forma ayudar y~

— Bien, trataré, solo pásame esa cosa y ya. — termina por consentir. — Pero no preocupes tu cabezota en eso, estoy bien, ¿de acuerdo?

— No prometo nada. — asegura Samuel, estirándose para besarlo castamente. — Y ya vete, tienes que evitar comer a deshoras, por todo lo qu~

— ¿Samuel? — la voz aparece de la nada, borrando la expresión suave del pelinegro, y dejando un ceño fruncido, Rubén descubre al hombre parado en la puerta, tiene el mismo cabello que su novio, pero ahí termina su parecido, la barriga asoma bajo la manchada camiseta que usa y la barba está mal recortada, tiene los ojos igual de negros que el cabello y Rubén tiene que ponerse de pie cuando Samuel lo hace. — Y...

Deja la palabra en el aire, buscando que uno de los dos adolescentes le respondan, pero el peliblanco de pie junto a su hijo parece buscar una afirmación en los ojos violetas del chico que no aparta la vista de su padre.

— ... y alguien que ya se iba. — responde con sencillez, tirando de la mano del chico más cerca de él. — ¿Dónde se estacionó Everon? — inquiere en voz baja, pero el peliblanco continúa observando al hombre en la puerta, a sólo un par de pasos de él.

— Doblas, señor. — se presenta, bajo la severa mirada de su novio. — Rubén Doblas.

— A él no le incumbe quien eres — regaña Samuel, tirando más cerca de la mano del menor, como si pensara que mantenerlo pegado a él va a hacer que su padre deje de observarlo con curiosidad. —, ni siquiera sabía que estaba aquí.

— Yo no sabía que mi hijo era un marica. — responde el hombre, sin apartar los ojos negros de los violetas de su hijo. — Hoy todos estamos sorprendidos.

— ¿Puedes llamar a Everon? — insiste Samuel, ignorando las palabras del hombre, Rubén parece demasiado sorprendido por la situación como para reaccionar ante las palabras de su novio, hasta que lo ve. — Por favor. — pide, dejando ir su mano.

— Voy... — susurra, buscando el teléfono en su mochila.

— ¿Algo más que quieras compartir, idiota? — continúa el hombre, dando un par de tambaleantes pasos al frente. — Yo sabía que eras un rarito en cuanto empezaste a crecer, pero no pensé que llegarías a ser tan atrevido como para traer a tu novia a mi casa.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora