treinta y cinco: cena

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Le besó, sosteniéndole el rostro entre las manos, las manos del mayor temblaban cuando sujetaron los antebrazos de Rubén.

- Estoy acojonado... - murmuró contra sus labios, el menor dejó escapar una risita corta, separándose de su novio.

- Todo va a ir bien, y sino es así, sabes que nana te ama. - trató de calmar el peliblanco, Samuel tomó una profunda respiración y asintió.

Cruzaron la puerta de la casa, y nana salió enseguida a recibirlos, sonriendo inmensamente y sosteniendo entre sus brazos al pelinegro.

- Samuel, cielo, qué gusto me da verte, ¿has estado descansando bien? Rubius me dijo que tienes turno doble el fin de semana, - dijo tras separarse finalmente de él. - te preparé algo para que comas durante tu descanso, y un poco más para tu familia, pero están en la cocina, así que no puedes irte sin despedirte de mí. - terminó, y el pelinegro asintió con una sonrisa.

- ¿Qué tal ha estado comiendo el tontito? - inquirió, la mujer le dedicó una mirada severa al peliblanco quien casi se encoge en su lugar.

- Bien, su dieta es muy estricta, pero olvida tomar las medicaciones. - dice, y entonces ambos fruncen el ceño en dirección al menor. - Que guapo luces, por cierto, ¿no se ve guapo con su traje, Rubén?

- Sí, nana, se ve bien. - responde el nombrado, sin la mínima pizca de emoción.

- Discúlpalo, está siendo un amargado, en realidad le encanta cuando usas traje. - asegura.

- Per-

- Har de allerede kommet? (¿Ya llegaron?) - se escucha desde algún lugar de la planta superior, y los nervios regresan a Samuel.

- Ja, mamma, vi er her... (Sí, mamá, estamos aquí...) - responde el de ojos miel, y Samuel casi puede jurar que un escalofrío le recorre la espalda cuando lo escucha hablar. - De acuerdo, no estés nervioso, solo finge que eres mudo y todo irá bien... - murmura con rapidez, el mayor frunce el ceño.

- ¿Qué? - inquiere, luciendo horrorizado; busca a la nana de Rubén con la mirada, quien se ha retirado en algún momento.

- Estoy bromeando, solo cálmate. - el menor entrelaza su mano con la de su novio, ambos mirando hacia las gradas, en donde una mujer aparece.

Samuel podría haberla confundido con una modelo sin problema, tenía parte del cabello castaño oscuro recogido en una pequeña trenza, y el resto le caía sobre los hombros; tenía una falda larga que combinaba perfectamente con la blusa, y tenía una mirada severa que se transformó en una de sorpresa en cuanto miró a ambos chicos a la entrada de la casa.

- Er han? (¿Es él?) - pregunta desde su posición, Rubén levanta ambas manos, mostrando el agarre.

- Nei, han er en fremmed som jeg fant på gaten. (No, él es un extraño que encontré en la calle.) - responde, el pelinegro lo mira, confundido por la extraña conversación de la que no entiende nada. - Él es Samuel, mi novio.

- Buenas noches. - saluda el pelinegro, la mujer termina por bajar los escalones, examinándolo. Samuel descubrió en ella los centelleantes ojos mieles, y la sonrisa encantadora de Rubén.

- Hola, es un placer finalmente conocerte. - saluda, acercándose y dedicándole un beso en cada mejilla.

- El placer es todo mío. - responde.

- Voy a buscar el auto, vuelvo enseguida. - la mujer les dedicó una última sonrisa antes de salir de la recepción.

Agnes caminó hasta la cocina, y se encontró con Marisol, acercándose a ella con rapidez. - ¿Qué le parece, señora?

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora