quince: huyendo

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Samuel no estaba listo para enfrentarse a Rubén, por supuesto que no, ¿qué iba a decirle? ¿"Lamento haberte besado"? Ni siquiera estaba seguro de que lo sintier~, claro que lo sentía. Lo sentía muchísimo.

Pero... solamente sentía que lo hubiese besado en esas condiciones, eso era lo único que sentía. Estaba avergonzado por haberse dejado llevar así, estaba avergonzado porque había sido imprudente, y lo había besado sin su consentimiento.

Había sido tan estúpido...

Si había una próxima vez, y realmente esperaba que la hubiera, iba a asegurarse de tener su consentimiento.

Era más que estúpido negar que estaba atraído por él, era más que estúpido negar que se sentía increíblemente liviano a su alrededor, como si flotara, como si la risa y las burlas del contrario lo hicieran olvidarse de todo; incluso de lo que era, de sus responsabilidades y~

Rubén hacia más llevadera su vida.

Excepto cuando se comportaba como un capullo.

Samuel deja caer la bolsa de concreto sobre las otras, y se quita el sudor de la frente con el antebrazo, había estado pensando en ello desde que había salido de casa, y al fin había llegado a una conclusión, cuando casi había acabado su turno, pero se sentía satisfecho con lo que había descubierto.

¿Le gustaba Rubén Doblas? Sí, le gustaba.

¿Estaba listo para encararlo luego de su... escenita en la biblioteca? No, no estaba listo.

Hizo un cálculo rápido de sus obligaciones al día siguiente, los exámenes habían terminado y no tenia ninguna tarea que entregar mañana, así que como cualquier otro adolescente la mejor idea que tuvo en aquel momento fue lo que su sentido común le dijo que hiciera: faltaría a clases al día siguiente.

(***)

Rubius se había quedado dormido hecho un ovillo entre las baldosas blancas del baño, con el cuerpo demasiado cansado como para siquiera tratar de moverlo. Se sentó, la espalda le dolía horrores, justo igual que la cabeza, no recordaba la última vez que había comido algo decente sin terminar devolviéndolo en el retrete, y estaba empezando a hartarse de sentirse así.

Se puso de pie, y caminó hasta estar frente al lavabo, tenía grandes ojeras alrededor de los ojos, casi parecía un panda, la idea lo hizo sonreír vagamente, y se preguntó a si mismo si quizás a Samuel le gustarían los pandas, y se preguntó porque se estaba preguntando eso.

Tomó el cepillo de dientes que descansaba junto al lavabo, le puso algo de dentífrico y lo paso bajo la llave abierta, se cepillo los dientes con paciencia, como si nada ocurriese, como si aquello no fuera algo recurrente, aun cuando no tenía que serlo. Miro su teléfono que descansaba en las baldosas blancas, cerca de donde él había estado durmiendo hacia unos minutos. 4:38.

Terminó de cepillarse los dientes, y volvió a mirarse en el espejo, no se veía tan horrible como se sentía; hasta podría decirse que se veía guapo, con el cabello hecho un desastre y ojeras contorneando sus bonitos ojos mieles.

Tomó el teléfono y movió los dedos sobre la pantalla, tenía un par de mensajes que decidió ignorar.

Tomó su mochila mientras salía del baño, se sentó en el sofá a los pies de su cama y encendió el televisor que colgaba de la pared frente a él, puso una película mientras tomaba sus cuadernos y revisaba los apuntes.

Cambió las hojas hasta que llegó a los apuntes que había hecho aquel día, lo que mayormente eran garabatos, y al final descubrió los ejercicios aún sin resolver que Samuel había escrito para él.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora