doce: solo

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- Pero ya enserio... - murmura Rubius, volviendo a morder su hamburguesa. - ¿qué fue esa cara?

- ¿Qué cara? - inquiere con voz pastosa, los ojos del menor lo miran.

- Esa que hiciste estando con Akira. - el ojimorado frunce levemente el ceño.

- No hice ninguna cara. - responde, Rubius ríe entre dientes.

- La acabas de hacer de nuevo. - recrimina y el azabache frunce el ceño, levantando la lata de café y acercándola a sus labios.

- Que no, chaval, estás tontito. - insiste, pero Rubius lo mira, con los ojos entrecerrados.

- Pero si eres muy fácil de leer, no jodas. - continúa. - Arrugas la nariz como... un puto conejo.

- ¿Cuál es la necesidad de tantos tacos? - se queja el azabache, tratando de apartar la mirada de la concentrada expresión de Rubén que, supone, es su vago intento de imitarlo; en cambio decide mirarlo, con el ceño fruncido y encogiendo la nariz una  y otra vez, una sonrisita se extiende por los labios de Samuel y tiene que presionar el labio inferior entre los dientes para evitar que la sonrisa se haga más grande. - ¿Pero quieres parar ya, tontito?

- Sabes a que me refiero. - insiste el peliblanco, y el mayor asiente quedamente. - Entonces, - continúa. - pensé que te molaba la rubia...

- Bueno... - duda Samuel, un segundo antes de responder. - no me molan las personas que se creen más inteligentes que yo.

- ¿"Se creen"? - repite el peliblanco enarcando una ceja, y el contrario asiente.

- No hay nadie más inteligente que yo. - responde con sonrisa socarrona, y Rubius ríe en voz baja, haciendo una bolita con su servilleta.

- Por suerte eres amable, porque lo humilde no te pega.

Entonces ambos vuelven a reír a carcajadas, aun cuando aquello no hubiera sido tan gracioso. - ¿De qué vas, macho? - inquiere el azabache, llevándose una mano al pecho. - Si soy súper humilde, chaval.

- No, está bien. - susurra el peliblanco. - Quiero decir, tienes las mejores putas notas de toda España, y además eres amable, y-y pareces sacado de una puta revista~ y... - mira la sonrisa y la mirada inquisitva en el rostro del contrario. - y mejor me callo ya...

- No, no... - murmura Samuel, mirando el brillo en los ojos mieles del menor. - continúa, me estás ayudando con la humildad... 

Rubius lo mira también, embelesado con el color violeta en sus ojos, y le dedica una sonrisa ladeada, en verdad parecía salido de una revista, con las facciones fuertes y largas pestañas, con el perfil perfecto y los~

El timbre resonó en todo el instituto y ambos chicos se separaron dando un brinco, en algún momento se habían acercado hasta que sus manos por poco se habían tocado, se pusieron de pie, Samuel recogiendo las miguitas de la magdalena en el suelo, y el envoltorio de la misma, mientras Rubius lo miraba desde su posición, con las manos ocultas en el bolsillo de su sudadera.

- ¿Qué haces? - inquiere, y el mayor levanta la mirada en su dirección.

- Estoy recogiendo la basura, anda, recoge lo tuyo. - insiste, el peliblanco frunce el ceño y niega quedamente. - Menudo vándalo eres... - se queja, se estira para tomarlo por la manga de la sudadera y tirar de él hacia abajo, Rubius se queda acuclilla a su lado, mirándolo con el ceño fruncido. 

- De ahora en adelante te voy a llamar "Don Limpio", solo te queda raparte, mamado ya estás... 

Se dedican otra mirada, antes de echarse a reír nuevamente.

(***)

Luzu entra al salón prácticamente vacío, mirando a Auron sentado en su lugar, recostado sobre la mesa, se acerca hasta él, y se sienta en la silla a su lado, mirándolo.

- Hola, acosador. - susurra el menor en voz baja, Luzu sonríe, acariciándole el rostro con las yemas de los dedos. - Que guapo luces hoy...

- Justo igual que tú. - responde el mayor con voz suave, Auron se levanta para mirar a su novio con pereza, sonriendo quedamente. Ambos se giran en sus sillas para quedar frente a frente, con las rodillas chocando entre sí, Luzu mueve sus piernas hasta que poder acomodar a su novio más cerca de él, y poder besarlo castamente.

- ¿Qué coño, Luzu? - se queja Auron el ceño fruncido. - ¿Qué mierda de beso fue es~?

- ¡Mano derecha! - Luzu deja caer la cabeza hacia adelante en cuanto escucha la voz de Lolito, y Auron ríe quedamente. - Encontré la medicina, si estaba en mi locker.

- ¿"Medicina"? - inquiere el mayor, frunciendo el ceño, y Auron empuja su silla hacia atrás, apartándose de su novio.

- Para su dolor de cabeza. - explica la pelirroja, quien le extiende una botella de agua y una pequeña pastilla en la palma de la mano.

- ¿"Dolor de cabeza"? - inquiere nuevamente Luzu, mirando como su novio se lleva la medicina a la boca y luego bebe de la botella de agua.

- Estoy bien, - murmura, tras apartar la botella de su boca. - es solo un dolor de cabeza.

- Con el que lleva casi tres días. - completa la pelirroja con ceño fruncido, entonces Luzu mira a su novio.

- ¿Qué? ¿Y como es que yo no sabía de esto? - inquiere, Auron mira a su amiga con severidad, como si la estuviese regañando. - Raúl...

- Joder. - se queja el menor, frotándose el rostro con ambas manos. - Es solo que no quería molestarte durante el fin de semana, sé que tuviste un exam~

- ¿Cuántas veces hemos hablado de esto? - se queja, y entonces nota la presencia de la chica tras su novio, con las manos sobre sus hombros. - ¿Podrías darnos algo de privacidad?

- ¿Qué...? - empieza, pero Auron le pone una mano sobre la de ella, y asiente quedamente.

El mayor se pone de pie tras que la pelirroja haya salido, y se apoya en una mesa, con los brazos cruzados sobre el pecho.

- Mira, Luzu, sabes que detesto preocuparte, ¿está bien? - se pone de pie, también, a varios pasos del mayor. - Es solo un puto dolor de cabeza, y~

- ¿Y sino lo es? - cuestiona. - ¿Y qué si no es solamente un dolor de cabeza? ¿Entonces qué?

- Luzu, estoy puto bien, coño. Mírame. - se lleva ambas manos al pecho, como si tratara de demostrárselo de esa forma. - No tienes que preocuparte por mí.

- Claro que tengo, soy tu novio. - exclama, con tono exasperado, y es que habían discutido aquel tema hasta el cansancio, siempre que Auron se enfermaba o algo sucedía con él, Luzu era el último en enterarse, aún cuando habían estado juntos casi tres años.

- Coño, Borja, he cuidado de mí mismo toda mi puta vida, y puedo seguir haciéndolo ahora.

- ¡Lo sé! - exclama el mayor. - Ya lo sé, y lo entiendo, pero ya no estás solo, no tienes que pasar por nada tú solo. - se excusa, y entonces el menor suspira.

- Si el problema es que crees que estoy pasando todo esto solo, entonces puedes despreocuparte. - presiona la botella de agua entre las manos, antes de mirarlo a los ojos. - No estoy solo, Luzu, y eso no es gracias a t~

La campana retumba en el salón, y entonces Auron se da cuenta de lo que estuvo a punto de decir, cuando mira los ojos cristalizados del mayor, quien trata de ocultarlo presionándose el  puente de la nariz con los dedos, antes de mirarlo nuevamente. 

- ¿Sabes qué? Tienes toda la puta razón. - escupe. - No tengo porqué preocuparme si se nota que te cuidan tan bien, no te molesto más.

Entonces el mayor se levanta del escritorio, y cuando va a encaminarse en dirección a la puerta, Auron le pone una mano sobre el brazo. - Luzu, y~

- Suéltame, Raúl, - pide con tono bajo. - solo... suéltame.

Y lo hace, se queda de pie en su posición, mirando a su novio salir del lugar con rapidez, se deja caer sobre su silla, suspirando, y entonces mira la mano con la que sujeta la botella de plástico, la misma que tiene un anillo en el dedo medio, que resplandece, y vuelve a suspirar.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora