e p í l o g o

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F A R G E X B Y

Fargan casi nunca soñaba, no era común en él, y mucho menos tenía pesadillas, eso era mucho menos probable; pero últimamente tenía muchas, diariamente, cada vez que cerraba los ojos tenía aquella visión impregnada en los párpados como si la hubiesen grabado a fuego ahí.

Despertaba, al borde del llanto, y se sentaba en el borde del sofá en el que dormía, entonces respiraba profundamente y levantaba la vista hasta la cama de hospital, usualmente Alex también estaba despierto, y se miraban un instante, antes de que el mayor se levantara y caminara hasta estar a su lado, se sentaba en el borde de la cama y le sonreía.

- Hola, guapo, - susurraba entonces. - ¿tienes novio?

Y Alex reía, en voz queda, antes de estirar la mano y enredar los dedos en su cabello, entonces la sonrisa de Fargan de a poco se convertía en una mueca, y se inclinaba sobre su regazo, llorando; el pelinegro le acariciaba la espalda con dedos suaves, susurrando frases cortas.

El mayor se levantaba, y Alex le limpiaba el rostro con los pulgares, diciéndole que todo estaba bien, que nada de eso era su culpa.

Entonces Fargan negaba, y le pedía perdón, una y otra vez, perdón por no haber llegado antes, perdón por haberlo dejado, perdón porque no había sabido amarlo como debía, perdón por... por todo. Pero Alex no necesitaba perdonar nada, no cuando él lo había salvado, más de una vez.

Alex le sujetaba el rostro y le besaba el rostro, repitiéndole que lo amaba, que lo haría siempre, porque así era; ambos reían en voz baja, y finalmente se recostaban juntos, las pesadillas se diluían en ese mismo instante, y cuando no lo hacían -cosa que pasaba muy pocas veces-, Alex se dejaba abrazar, como si supiera que era lo que estaba pasando por su mente, quizás el pelinegro estaba pensando lo mismo.

Después de todo, así es como funcionan las almas gemelas.

* * *

- "Y entonces descubro que estás aquí..." - lee el mayor, con voz cálida. - "sosteniendo mi mano, y me das paz..." - continúa, el menor presiona el rostro contra su pecho. - "tanta, tanta paz~"

La puerta se abre de pronto, y una enfermera entra, mirando a la pareja con el ceño fruncido.

- Chicos, ya les dije que no pueden hacer eso. - regaña, y Fargan le sonríe, fingiendo inocencia. - Alex puede lastimarse.

- Pero él está chiquito, solo ocupa la cuarta parte de la cama. - se excusa, dejando el libro de lado, Alex ríe en voz baja, le dolía el tórax, las costillas rotas le pasaban factura, en especial cuando estaba con Fargan, porque él siempre le hacía reír. - Además, es imposible que me muevan de su lado, literalmente, no he salido de aquí en estas dos semanas, y así seguirá.

- Muy bien, Fargan, no tienes que poner esos ojos conmigo, sabes que puedes quedarte. - dice la mujer, sonriéndole. - Pero Alex tiene que tomar su baño ahora.

- ¿Puedo hacerlo yo esta vez? - pregunta, y la enfermera y Alex lo miran, como si se hubiese vuelto loco.

- Oh, no. - suelta Alex. - Nonono, que te conozco...

- Necesito practicar, Alesby, ¿quién te va a dar baños cuando te den de alta? - inquiere, el pelinegro termina por entonar los ojos, sabia que tenía razón, así que suspiró.

- ¿Está bien si lo hace él? - pregunta en dirección a la enfermera, quien asiente quedamente.

- Está bien, - responde. - pero ten cuidado.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora