cuarenta: "para siempre"

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Samuel nunca se había considerado una persona irrespetuosa, pocas veces había discutido con un adulto que no fuera de su familia, pero ahí estaba, mirando a los padres de Rubén entrando a la sala de espera del hospital, listo para empezar a discutir con ellos. Tenía el cabello negro hecho un desastre, y el uniforme también.

Llegan apresuradamente, y Samuel se pone de pie, en cuanto los mira, con el ceño fruncido.

- ¿Qué sucedió? ¿Cómo está? - inquiere la mujer.

- Está bien, dentro de lo que cabe. - responde, con tono severo. - No ha tomado sus medicamentos en estas dos semanas y eso l~

- Pensé que lo cuidarías, - dice su padre, frunciendo el ceño, como si lo culpara. - pensé que lo querías.

- ¿Disculpe? - suelta el pelinegro, con desdén. - Soy su novio, no su padre, yo no voy a resolver sus problemas, ese no es mi trabajo, se supone que debería ser el suyo; pero resulta que la única figura adulta en su vida fue despedida por su incompetencia. Usted ni siquiera tiene la menor idea de la situación actual de su hijo, y no sabe la de veces que me he desvelado investigando sobre lo que padece para ayudarle. - dice, mirando al hombre con el ceño fruncido. - Así que dejé de echarle la culpa de su incompetencia e irresponsabilidad como padre a los demás.

Samuel De Luque, con ceño fruncido, y mirada severa, logró intimidar al hombre frente a él, quien apartó la mirada.

- Familia de Doblas. - llama un hombre, llegando a la sala de espera con un tablero en sus manos, y la mujer se apresura en dirección al médico, dejando a ambos hombres detrás, que enseguida caminan hacia ellos. - Él está bien, se desmayó porque tuvo una descompensación de vitaminas bastante grave, está estable ahora, pero va a necesitar tomar su medicamento como lo dicta la receta.

- ¿Puedo verlo? - inquiere la mujer, y el doctor asiente, especificándole que solamente una persona a la vez, así que ambos hombres se quedan de pie en su posición.

- Yo... - murmura el menor, el hombre piensa que se va a disculpar, pero solo por un instante. - creo que deberían traer de vuelta a nana, usted y yo sabemos que ella es la única que sabe todo de él, y que le hayan quitado eso no le va a hacer mejor.

* * *

- Hola. - saluda el pelinegro, entrando al dormitorio, Rubén lo mira como si no creyese que está allí, con una expresión que casi parece dulce, pero también severa, no estaba seguro de si era que aun no había despertado del todo o que lo había extrañado tanto en las dos últimas semanas, pero le pareció ser el ser humano más hermoso del planeta cuando se sentó a su lado.

- ¿Leíste el cupón? - inquiere, pero Samuel niega, metiendo la mano en el bolsillo de su uniforme. 

- No creas que con un "Válido por una disculpa" vas a~

- Lo sé. - interrumpe el menor, el ojimorado por fin lee el cupón: "Válido por una charla", y levanta la mirada hasta la sonrisa socarrona de su novio. - Yo también te conozco bastante bien, aunque tú no a mí... - susurra, Samuel suspira. - yo los detuve, no sé si te interesa, pero así fue. Willy quería seguir haciendo todo esto, porque luego se ofrecía a ayudar y podía pasar tiempo contigo, - empieza, con voz trémula. - después de que... nos besamos, yo los detuve, - continúa, recordando aquel día como si hubiese pasado hace años, cuando solo había sido hacía un par de meses. - porque tú mereces algo mejor, Sam... - dice. - lo sé, mereces a alguien mucho mejor que yo, es por eso... - el tono de su voz sonó muy bajo por un instante, así que carraspeó. - es por eso que... si ya no quieres estar conmigo, está bien.

Samuel lo mira, los ojos violetas llenos de confusión, pero observa tristeza en su expresión, como si de verdad creyera que va a dejarlo, a él, a su gran amor.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora