Fargan había crecido rodeado de una familia inmensa, en una casa que siempre estaba llena de personas que siempre estaban cuidando de él.
Su madre, la mayor de ellas, era quien básicamente se encargaba de dirigir a todo el mundo; en cambio, la menor normalmente se encargaba de cuidarlo a él y a todo el mundo alrededor de la gigantesca casa, siempre estaba acompañada de otras dos chicas que Fargan consideraba sus tías: Numilen y Emma, ellas en realidad eran guardaespaldas de su madre, y aunque siempre se estaban riendo por cualquier tontería, podían ser bastante atemorizantes cuando se lo proponían.
La relación de sus madres era algo... peculiar, Amelia, la menor de ambas, siempre estaba tirando indirectas y haciendo chistes, mientras que Elizabeth siempre la estaba regañando y dedicándole miradas serias, después de todo, tenía que mantener su imagen; pero cuando estaban con personas de confianza, Amelia se sentaba en su regazo, y aunque la mayor se quejaba, en realidad se acomodaba en su lugar para que su esposa estuviera cómoda. En más de una ocasión la había oído llamarla por algún apodo cariñoso, e incluso -en ocasiones-, era la mayor quien extendía la mano para tomar la de su esposa.
Casi nunca se abrazaban o besaban estando en público, mayormente porque el resto de personas en aquella casa siempre se estaban quejando de que fueran tan cursis.
A pesar de que vivían en un ambiente tan cálido como aquel, lo que aquella familia era frente al resto del mundo era todo lo contrario, nadie se metía con la familia Romero, Fargan había aprendido boxeo, karate, judo, y otros cientos de métodos de defensa personal, además de haber aprendido a usar todo tipo de armas.
Esa era su familia, e iba a defenderla a todo costa.
. . .
Tengo dos familias aquí en wattpad
Una de ellas es más grande, y quiero mucho a las personas de allí, pero también tengo otra más pequeña, y somos esto.
Gracias por todo, taradas
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Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)
FanfictionRubén Doblas era un desastre, siempre lo había sido. Un caso imposible para absolutamente todos los maestros y estudiantes que convivían con él. Así que le asignaron un tutor para que fuese capaz de ayudarlo.