veintiuno: clases

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Samuel había recibido dos mensajes desde la noche anterior, uno en donde Rubén le había escrito un corto mensaje que lo había dejado dormir en paz, en el que solo se leía: "llegué a casa, me asaltaron tres veces en el camino", había respondido casi dormido, con un: "Ve a dormir, tontito".

Y había recibido otro ahora, mientras se ataba los zapatos, recién había salido de su turno en el restaurante, puesto que los sábados solamente trabajaba la mitad del día. Iba a salir con Guillermo, así que se había arreglado nuevamente.

El mensaje que había recibido era de su cita: "Nos vemos en el centro en media hora, verdad?", había teclado la respuesta casi inmediatamente. 

"Claro, allá nos vemos", envió la respuesta y dejó el teléfono a su lado en la cama, tomando una profunda respiración.

Se puso de pie, y suspiró, estaba listo para decirle a Guillermo lo que debía decirle.

(***)

- No entiendo una mierda... - se queja el peliblanco, echando la cabeza contra su mano, llevaba tratando de resolver los ejercicios que le habían enviado el día anterior desde que había despertado, hacia poco, pero simplemente no podía, la mente no le daba para tanto; se sentía como un grandísimo tonto.

- Tranquilo, cielo, - susurra su nana, poniéndole una mano sobre el hombro. - ¿por qué no le pides ayuda a tus amigos? Yo mientras te preparo algo para que comas.

- Sí, gracias, nana. - responde, le gustaban los sábados, se sentaba en la mesa del comedor a hacer tareas -un nuevo hábito que había adquirido recientemente- y charlaba con su nana mientras ella limpiaba.

Tomó el  teléfono que descansaba junto a él y abrió la conversación que tenía con Mangel y Alex, la última conversación que habían tenido era algo sobre piñas y pandas.

Rubén

Alguno tiene la tarea ya resuelta?

Mageh

la verdad estaba esperando que tú la resolvieras

Alexxxby

x2

Con eso de que ahora eres el cerebrito...

El peliblanco entorna los ojos, y deja el teléfono a un lado, volviendo a mirar los ejercicios escritos en la hoja frente a él.

- De acuerdo, yo puedo hacerlo... - susurra, concentrándose en los ejercicios escritos allí; reconocía los elementos en el ejercicio, y tenía un vago recuerdo de como iba a poder resolverlo, pero había algo que se seguía inmiscuyendo en sus pensamientos.

- Que te quedan muy monas las orejitas, tonto. - los ojos violetas le brillaban cuando se alejó.

- ... osito... 

- Que orgulloso estoy de ti, tontito.

- Rubius, ciel~

- ¡No me gusta! - exclama, y la mujer traes él por poco da un salto.

- Jo, bueno, el chocolate sin canela... - susurra, antes de retirarse a la cocina nuevamente, el peliblanco niega con la cabeza, apartando aquellos pensamientos lejos de su mente. - bueno, aquí está, aparta todo para que puedas comer, cielo.

El joven obedece, cerrando el cuaderno y empujando los bolígrafos lejos de él, la mujer le pone un plato delante, y una taza de chocolate a un lado, dedicándole una sonrisa. - Gracias, nana. - susurra, la mujer toma asiento en una silla a su lado.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora