dieciséis: escondiéndose

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Samuel se envuelve en la toalla blanca, con los pies aún hundidos en la piscina, mientras mueve los dedos de los pies dentro del agua. El peliblanco cruza las piernas en su posición, sentado algo cerca del mayor.

- ¿Qué haces aquí? - inquiere Samuel, mirándolo con curiosidad, el menor se encoge de hombros quedamente.

- Llegué algo temprano, mi madre tenía un vuelo hoy y me trajo de paso. - responde Guillermo con sencillez.

Todos ustedes pensando que era Rubius:
🤡🤡🤡

- Oh, ya veo. - susurra Samuel, entonces vuelve a mirar al menor, quien le sonríe.

- ¿Y tú? ¿Qué haces aquí nadando con un frío tan acojonante? - cuestiona, el pelinegro niega quedamente con la cabeza, sonriente.

- Me relaja. - admite, tras estar un momento en silencio. - Es... liberador...

- E increíblemente psicótico. - completa el peliblanco, entonces ambos ríen. - Anda, ve a cambiarte y déjame invitarte un chocolate caliente.

- No, estoy bien. Solo siento algo de frío. - se excusa el mayor, poniéndose de pie, Willy lo imita y niega con la cabeza.

- "Algo de frío"... ya, estás tan morado como esas gafitas tuyas... - murmura con sorna. - Venga, aún tenemos algo de tiempo antes de que las clases empiecen.

- De acuerdo, yo invito las galletas. - dice, caminando hacia el vestidor, toma su ropa y se mete en un cubículo, vistiéndose lo más rápido posible. Cuando sale, se agita el cabello con la toalla que aun tiene en la mano, y le dedica una sonrisa al chico que lo espera sentado en una de las bancas. - ¿Vamos?



Samuel descubrió que en realidad tenía bastantes cosas en común con Guillermo, además de que era encantador como se reía de sus chistes malos, y como comía las galletas con tanta paciencia como si fuese una ardilla. La cafetería a la que habían ido quedaba en la cuadra siguiente al instituto, así que no se marcharon de allí hasta que solo faltaban cinco minutos antes de la hora de entrada, Willy le abrió la puerta para que saliera, y le dedicó una risita en voz baja cuando el mayor lo miró con suspicacia.

- Es bueno saber que aun quedan caballeros. - susurra el pelinegro, y ambos ríen nuevamente, era divertido aquello. Estar siempre riendo y dedicándose miraditas tontas, le gustaba.

- ¿Te gustaría si compartimos el descanso? - propone, mientras caminan en dirección al instituto, ahora rodeado de chicos y chicas con el mismo uniforme que ellos dos estaban usando.

- Me gustaría, pero mis descansos son mayormente dedicarme a hacer tarea. - se excusa, y el menor asiente quedamente.

- Bueno, no me molestaría molestarte mientras la haces... - Samuel ríe, y lo mira con diversión.

- De acuerdo, nos vemos entonces. - murmura mientras cruzan la entrada, y Luzu se pega al costado del pelinegro, Guillermo se detiene y mira a ambos chicos caminar hasta desaparecer por uno de los pasillos, entonces Fargan aparece por su espalda, abrazándolo por el cuello con un brazo.

- ¿Y entonces? ¿Qué tal fue todo? ¿Lo encontraste en la mañana? - inquiere, presionándole la mejilla entre ambos dedos, y el peliblanco asiente, sonriendo.

- Aun no sé como es que eres capaz de enterarte siempre de este tipo de cosas. - el mayor se encoge de hombros, dedicándole una sonrisa engreída.

Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora