Cuando Samuel llega al pasillo ya hay una masa de personas alrededor de los casilleros, cuchicheando, el azabache ya sentía como empezaba el dolor de cabeza que tendría durante el resto del día.
Se abrió paso en mitad de la multitud que se había arremolinado alrededor de los casilleros, y entonces lo vio, escrito sobre la pintura mostaza de los casilleros, con un color borgoña.
"La hermandad oscura ha vuelto. Temed."
- ¿Qué pasa? ¿Qué es esto? - pregunta llegando hasta el frente de la multitud mirando la escena, Alex se abre paso entre empujones hasta llegar junto a Samuel.
- Está por toda la escuela. - avisa, y el mayor mira a lo largo del pasillo descubriendo que, efectivamente, hay extrañas figuras que parecen ojos en las paredes y sobre los demás casilleros.
Eso había pasado un par de veces antes, pero se había detenido cuando se instalaron las cámaras de seguridad en todo el edificio.
- ¿Por qué tanto alboroto? - pregunta una voz grave, todos voltean en dirección al hombre que aparece al fondo de la multitud, las canas le adornan el cabello y se aparta los lentes del puente de la nariz, frunciendo el ceño. - Pero... ¿qué mier~?
- ¡Todos a clase! - exclama otra voz, femenina. - ¡Ahora mismo!
La multitud empieza a dispersarse entonces, todos cuchicheando o riendo, Samuel se dirige a su salón, con el ceño fruncido.
¿Quién sería capaz de ser algo así? ¿Cómo era alguien tan inconsciente?
Entonces descubre el interior del salón, todas las mesas volteadas completamente, al igual que las sillas sobre ellas, todos los demás se habían quedado de pie junto a la puerta, con los teléfonos en manos, y hablando entre sí. Samuel deja su morral en el piso, antes de quitarse la chaqueta del uniforme, bajo la expectante mirada de los demás adolescentes.
Dobla la chaqueta pulcramente para colocarla sobre su morral, y entonces se acerca hasta una de las sillas sobre la primera mesa, la mueve y repite el proceso con la segunda, antes de voltear la mesa y colocar las sillas en sus respectivos lugares.
- Me vendría bien algo de ayuda. - suelta, aunque suena más a orden, entonces tanto chicas como chicos empiezan a moverse para ordenar el salón.
Cuando todo está ordenado, y cada uno ha ocupado su lugar, el azabache casi puede distinguir las miradas furtivas y las sonrisas coquetas en su dirección, cosa que no le molesta, sino que -al contrario- le alimenta el ego.
"Es que es un encanto." "No entiendo como es capaz de ser tan perfecto."
Sí, a Samuel le encantaba ser el centro de atención...
(***)
- Me estoy muriendo de hambre... - se queja Luzu reclinándose en su silla, Samuel cierra su libreta, sonriendo en si dirección. - ¿Vamos por algo a la cafetería?
- ¿Y Auron? - inquiere el azabache poniéndose de pie, y estirándose.
- Tuvo que irse antes, tal parece que Lolito se sentía mal y tuvo que acompañarla a casa. - responde con sencillez.
Lolito era la mejor amiga de Auron, estaban juntos todo el tiempo, llevaban siendo amigos desde tan temprana edad que ninguno recordaba en qué momento habían empezado a serlo. Luzu había aprendido a estar bien con eso, en un principio le había molestado que Auron preferiría a la pelirroja, pero era su mejor amiga, y los celos que había sentido se fueron disipando, ahora incluso eran cercanos.
- Quiero una magdalena... - murmura Samuel, mientras salen del salón. - el problema es que son ridículamente caras. Enserio, ¿cinco euros por una?
- ¿Quieres que te preste alg~?
- No. - corta Samuel con dureza, mete la mano en uno de sus bolsillos y saca un billete muy bien doblado. - Estoy bien.
El dinero era un asunto que molestaba a Samuel, tenía dos trabajos tras clases, porque aunque sus notas fuesen -literalmente- perfectas y representara al instituto en cualquier evento, solamente obtuvo media beca en el que era uno de los institutos más caros de España, pero había valido la pena cada segundo de aquel largo sufrimiento de tres años, porque a finales de ciclo las mejores universidades serían capaces de darle una beca, y finalmente se iría.
Finalmente...
- ¡Joder! - Samuel levanta la mirada hasta el peliblanco que camina frente a él, y entorna los ojos. - Me olvidé la puta pasta en casa...
Estaba de pie justo a la mitad de la puerta de la cafetería, y Samuel tuvo que contener un bufido, pensando que se movería enseguida, no fue así.
- Esperad, quizás lo haya guardado en este bolsillo...
- Pero... ¿quieres moverte ya, tío? - suelta Samuel con tono molesto, Luzu le da un pellizco en el brazo, dedicándole una mirada, esa que usa cuando se pone en modo: mami Luzu.
- ¿Me hablas a mí? - inquiere el peliblanco, girándose en dirección al mayor, quien entorna los ojos.
- ¿A quién más le iba a estar hablando? Eres el único de pie en mitad del camino.
Rubén estaba de muy humor aquella mañana, en especial al ver lo sorprendidos que estaban todos al ver que la hermandad oscura había vuelto, y como los maestros no tenían ni la más mínima idea de como iban a resolver el problema; no iba a dejar que aquel chico le arrebatara el buen humor, así que soltó una risa cruel en su dirección y se movió, sin más que decir, pudo ver en los ojos morados del mayor lo enojado que es estaba, eso lo hizo sentirse mucho mejor.
(***)
- Pero tenemos cámaras. - dice el hombre sentado tras el escritorio, la mujer de pie en una esquina de la habitación niega.
- Revisamos grabaciones, es imposible saber quiénes son, tenían máscaras. - explica. - Y no hay testigos, el guardia dice que no vio a nadie entrando.
- Porque entraron por la maldita puerta trasera. - responde. - ¿De verdad tendremos que pagar por más seguridad por un trío de mocosos que se cuelan a un edificio a hacer vandalismo?
La mujer se encoge de hombros. - Eso parece...
- Cuando descubra quienes son, juro que no voy a dejar que se gradúen, y voy a encargarme de que ninguno de ellos vuelva a ser aceptado en ningún puto instituto en toda España.
(***)
- ¡Samu! - exclama el peliblanco, caminando hasta el mayor, seguido de un grupo de chicos y chicas. - Escuché que necesitabas algo de ayuda para limpiar todo el desastre que se hizo anoche.
- Oh, Willy... - le sonríe suavemente y asiente. - sí, el comité pensó que ayudar a limpiar estas paredes sería lo mejor, así que aquí estamos.
En el resto del pasillo se observaban a todos los chicos que lideraban a los estudiantes del instituto, Willy divisó a un chico menudo, que se había puesto guantes amarillos mientras fregaba la pintura de los casilleros, y junto a él estaba Fargan, riendo mientras imitaba al menor.
Maldita rata traidora...
- Estamos aquí para ayudar. - Samuel se apartó el cabello del rostro con un soplido y le sonrió aun más ampliamente.
- Muchas gracias, Guille.
Willy juraría que podía derretirse en aquel momento, cuando los ojos violetas más bonitos del mundo lo miraban.
- ¡Sam, hola! - y entonces el mayor se giró hasta el grupo de porristas al final del pasillo, con Akira caminando hasta el ojimorado. - ¿Qué tal?
Y entonces Samuel se alejó del peliblanco.
Bueno, Guillermo descubrió que tenía competencia, y él nunca perdía...
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Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)
FanfictionRubén Doblas era un desastre, siempre lo había sido. Un caso imposible para absolutamente todos los maestros y estudiantes que convivían con él. Así que le asignaron un tutor para que fuese capaz de ayudarlo.