El pelinegro escucha los gritos cuando el ritmo de la música cambia, y frunce el ceño, terminando de beber la soda en sus manos. Samuel no conocía la mayoría de las canciones, él era más de música tranquila, que le permitiera pensar y no solo de~
- ¡Hoy salió con su amiga! - canta Rubén, quien mantiene sujetos dos de sus dedos con la mano que no tiene la cerveza. - Vamos, tontito, canta conmigo. - se queja, y el pelinegro enarca una ceja hacia él.
- Debería irme ya... - murmura, extendiéndose para poder hablar al oído del peliblanco, quien gira el rostro hacia él, sus labios casi se rozan hasta que Samuel se echa hacía atrás, con una mueca de desagrado. - apestas a cerveza.
El menor ríe suavemente, dando otro sorbo a su cerveza, y luego haciendo un puchero en dirección al pelinegro. - Anda, bésame. - pide, estirándose hasta el mayor quien se suelta de su agarre y le pone una mano sobre el rostro.
- Te dije que si bebías no iba a besarte. - suelta, apartando la mano del rostro del menor, quien le enseña una mueca triste.
- No pensé que lo decías enserio. - se queja, dejando la botella sobre la mesa a su lado. - Como nunc~ - se detiene en cuanto la música cambia nuevamente, volviendo a tomar la mano de Samuel, ahora más firmemente, y tirando de ella; Rubius se gira, y coloca la mano del mayor sobre su cadera. - ¡A la cola! - exclama, y todos gritan, una chica se pone de pie tras Samuel, poniéndole ambas manos sobre la cadera, bailando al ritmo de la canción.
Finalmente el ojimorado se deja llevar, canturreando, y poniendo la otra mano sobre la cadera de Rubén, quien mantiene ambos brazos levantados en el aire, agitándolos. Samuel no puede evitar sonreír, mira hacia atrás, descubriendo que en realidad hay muchas personas que se han unido a ellos, la mayoría moviéndose como si hubiesen preparado una coreografía, y el resto demasiado ebrios como para acompasar dos pasos.
Todos se quejan cuando la canción vuelve a cambiar, y se dispersan alrededor de la casa nuevamente, Samuel suelta a Rubius, quien continúa sonriendo, con ambas cejas enarcadas en su dirección.
- Amo hacer eso... - susurra. - puedes pasártelo bien si solo quitas tu cara de culo. - aconseja el menor, poniéndole un dedo sobre la frente, el contrario está a punto de responder cuando siente como su teléfono vibra en el bolsillo de su chaqueta; lo toma con manos apresuradas y camina hacia afuera, respondiendo a mitad de camino.
- Hola, ma~
- ¡Samuel De Luque Batuecas! - exclama la mujer del otro lado de la línea. - ¿Se puede saber en dónde estás y por qué no he recibido ningún mensaje tuyo en toda la noche?
- Yo~ - empieza, pero alguien le arrebata el teléfono de las manos, mira al peliblanco llevarse el teléfono al oído, sonriendo.
- Hola, buenas noches. - saluda, con toda la tranquilidad del mundo reflejada en su rostro. - Soy Rubén Doblas, el... amigo de Samuel, él es mi tutor. - se calla un momento, mientras el pelinegro trata de quitarle el teléfono. - Sí, lamento la demora... yo lo convencí de venir, es mi culpa, ha querido irse toda la noche, yo lo estoy entreteniendo. - le dedica una mirada seria al mayor, alejándose un par de pasos sobre el borde de la piscina. - En verdad lo lamento mucho, pero ahora mismo se lo envío sano y salvo... está bien, que tenga buena noche. - continúa, y cuando se aparta el teléfono de la oreja, se lo pasa a Samuel, sonriendo. - Que mujer tan maja.
- Eres una rata, una rata asquerosa. - se queja el mayor, atrapando la muñeca del menor cuando este le extiende el teléfono. - Te odio tantísimo...
- Me agrada mucho tu madre, ¿crees que pueda conocerla? - inquiere, el rostro de Samuel se frunce, y suelta la mano del menor.
- ¿Qué?
ESTÁS LEYENDO
Highschool cliché • Rubegetta • (HSC)
FanfictionRubén Doblas era un desastre, siempre lo había sido. Un caso imposible para absolutamente todos los maestros y estudiantes que convivían con él. Así que le asignaron un tutor para que fuese capaz de ayudarlo.