Nunca pensé que llegaría a enamorarme del hombre mas orgulloso y engreído que he conocido. Mucho menos que yo estaba relacionada con un mundo que creí inexistente.
– Entonces si nos unimos, ¿tendremos lo que queremos? – pregunta la mujer recelosa.
– De eso no hay duda, ambos seremos ganadores con nuestra alianza – decía el rey mientras sonría en sus adentros. Él mataría esa mujer una vez tuviera en sus manos lo que quería.
– En la noche nos reuniremos para idear un plan y atrapar los, además, me enteré que junto a ellos está un ángel puro y éste tiene un hijo mitad ángel mitad lobo, único en su especie, haciendo que mis intereses por ellos crezcan más. Ya quisiera que estén en mis manos y tener en mis manos el poder que sacaré de todos ellos.
– Podrás hacer con ellos lo que quieras, pero con Dannia y su hija me quedo yo – sentencio el rey cortante.
–¿Se podría saber cuál es tu interés con esas dos? – pregunta la vampira científica con sumo interés.
–Eso no te importa, lo único que debe importarte es atraparlos – dice el rey de manera cortante.
– Si vamos a hacer colegas es mejor que nos pongamos claro desde un principio. Me parece extraño que estés interesado en esas dos mujeres, y quiero saber por qué.
– Mira, a mí no me importa lo que quieras hacer con los demás – decía el rey con vos gélida, hastiado de la curiosidad de que haya mujer, el sabía que ella solo ambicionaba el poder, pero que siga soñando – lo que yo haga con ellas dos no debe importarte, y para la próxima vez que nos reunamos procura no volver a preguntar, soy una persona que carece de paciencia. Si no quieres conocerme, limítate – y dándole una mirada amenazadora salió de aquel lugar dejando aquella mujer con más dudas, y con una curiosidad creciendo mientras los minutos avanzaban.
Esta mujer me desquicia, estoy haciendo el ridículo en unir fuerzas con ella, aunque me pese admitirlo, ellos son muy poderosos, y si se lo proponen pueden acabar conmigo, pero no puedo permitir eso, tengo que embarazar a madre e hija cueste lo que cueste. Las quiero para mí.
El rey se había enamorado, pero no lo admitiría.
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Nunca.
El orgulloso Rey había sucumbido a los pies de la mujer, y ese sería su más grande secreto.
Recordando aquella noche cuando cocinó para ella, camino a sus aposentos y se dejó caer sobre su gran cama, siguió pensando su rostro, mientras comía la pasta que él había preparado para ella. Recordó también que con la única que se había comportado cómo humano, fue con ella. En su extensa vida, nunca había sentido la necesidad de comportarse de tal manera, sólo ella lo había inspirado a comportarse como la especie que tanto ha odiado, y qué tanto a masacrado. Pero cómo olvidar que su corazón volvió a latir por primera vez cuando tubos esos sentimientos hacia ella. Imaginarse su cara cuando ella descubrió todo lo que él había hecho, hace que sienta dagas en el corazón. El orgulloso Rey nunca admitiría que se había enamorado y que gracias aquel sentimiento estaba sufriendo, porque él sabía que ninguna mujer y mucho menos ella, lo amaría.
