La novia sustituta del millonario, pt.1

Un encuentro inesperado

En el otoño de 2015, Elena Xia se encontraba en el tren que la dirigía a su nueva vida.

Elena fue enviada al campo cuando solo tenía once años y ahora regresa a Darenvil por una simple razón... Casarse con el señor del Jardín Verde.

Empecemos desde el principio. Elena pertenece a la familia Xia, está se conformaba por Diana, Zander y Elena, pero al fallecer Diana, Zander se casó con Yuna Li con la que tuvo dos adorables hijas, Jasmine y Yoseline.

Ahora bien, la familia Xia, específicamente los abuelos, acordaron un matrimonio entre la hija mayor de la familia y el dueño del Jardín Verde. Nadie conocía quién era el dueño, lo único que sabían era que el dueño de la propiedad estaba en su lecho de muerte. En un principio, ambos padres querían cancelar el acuerdo matrimonial dado que Jasmine y Yoseline no estaban dispuestas a casarse con el moribundo, pero como Zander es leal ante las decisiones de sus antepasados no quedo más que elegir a Elena para tomar el lugar de esposa.

Elena se encontraba leyendo un libro mientras el tren estaba en movimiento, cuando de repente la puerta se abrió y el viento frío del exterior entró con un inquietante olor a sangre.

Ella levantó los ojos solo para ver un cuerpo alto caer inconsciente desde afuera y detrás de él, entraron unos sujetos vestidos de negro que se apresuraron a decir:

─ Jefe, aquí no hay nadie, aniquilemos a este patán de inmediato.

El jefe, un hombre con una cicatriz en el rostro al que llamaremos Monstruo, se apresuró a decir:

─ ¿Quién dijo que no hay nadie?

Y de inmediato fijo su vista en ella, la joven no esperaba que la notaran, guardo silencio desde el momento en que los vio entrar.

Mientras que el monstruo la observaba detenidamente con deseo, sus lacayos tenían una fuerte intención de matarla, no había ninguna duda en sus ojos.

Elena se puso alerta, pero guardo la calma ante ellos y suplico clemencia:

─ No me hagan daño, no vi nada.

Monstruo dio un paso adelante y miró el rostro de la joven. Ella llevaba un velo en la cara, por lo que el hombre no podía ver completamente su rostro, solo notó un par de pupilas hipnotizantes.

Eso atrajo su atención, la mirada de la joven indicaba que espera misericordia, pero él, más allá de querer hacerle daño, quería algo más. En estos días, él no había tocado a ninguna mujer, así que la única manera en que le perdonaría la vida a ella es teniendo sexo con ella. Así que juguetonamente dijo:

─ Hermosa, no quiero lastimarte. Solo quiero que me complazcas a mí y a mis chicos.

El esbelto cuerpo de Elena tembló:

─ Haré todo lo que me pidan, por favor, no quiero morir, estoy muy asustada.

La súplica de la joven hizo que el monstruo ya no pudiera soportar su lujuria y la agarró por la cintura, presionando a Elena debajo su cuerpo, pero uno de sus lacayos le recordó:

─ Jefe, primero debemos acabar con este cretino y luego vamos a divertirnos.

El tren se convirtió en un vagón lleno de risas vulgares y una joven temblorosa.

Monstruo dejó su arma y extendió su mano para romper el hilo de botones de la blusa de Elena, pero al siguiente segundo, la mujer que se mostraba con miedo, ahora tenía una mirada que destellaba frialdad. Ella clavó una aguja de plata en la cabeza de monstruo, él solo gritó y se desmayó al instante.

Todos los lacayos se sobresaltaron y quisieron dar un paso adelante, pero entonces, el hombre que yacía inconsciente en el suelo abrió los ojos y se levantó velozmente, arrebatándole el arma a uno de los sujetos.

Uno a uno, los hombres de negro cayeron al suelo.

Elena no se sorprendió, sabía que el hombre fingía estar inconsciente, así que comenzó a buscar algo para cubrirse el pecho. Al levantar la mirada para observar al hombre, se dio cuenta que él también la estaba observando.

El sujeto tenía una mirada fría, sus ojos de color negro se asemejaban a un agujero negro, cualquiera podía ser absorbido por ese par de pupilas.

─ Jefe, lo siento, he llegado tarde.

En ese momento, la llegada de otros sujetos vestidos de negro, interrumpieron lo que sea que estaba sucediendo entre los extraños.

El nuevo invitado llego a limpiar la escena tan meticulosamente, y una vez terminado, procedió a entregarle un pañuelo de seda al hombre, éste se secó las manos con gracia.

Se acercó con paso firme hacia Elena y parado frente a ella, tomo su mandíbula entre sus dedos. Entrecerró los ojos y la miró juguetonamente, su voz era profunda y magnética:

─ ¿Qué debería hacer contigo?

Elena se vio obligada a mirarlo.

Este hombre era alto y extraordinariamente guapo, su aura era dominante. Se había limpiado las manos hace un momento, pero todavía sentía el olor espeluznante a pescado.

Llamó su atención, indicaba peligro, pero su mente y su cuerpo ya se habían unido para caer rendida ante él, no quería apartarse, pero sabía que debía hacerlo.

─ ¡Suéltame!

Quito la mano del hombre de su mandíbula y continúo diciendo:

─ ¡Qué insolente eres! Estoy comprometida con el dueño del Jardín Verde.

El hombre arqueo las cejas, un poco interesado, ¿ella es mi futura esposa? Sus pensamientos fueron interrumpidos, y prestó atención a lo que seguía diciendo la joven.

─ ¡Yo soy la hija de la familia Xia que se casará con el dueño del Jardín Verde! Sí eres inteligente, sabrás que tendrás problemas si me secuestras. ¡Déjame ir, no vi nada, no diré nada!

En estos instantes, sentía que debía agradecerle a su madrastra. Yuna arregló todo lo referido a la boda, incluso la publicidad, era imposible que nadie de Darenvil supiera del matrimonio. Así que ha utilizado ese evento para evadir al hombre.

Sin embargo, él pensaba que todo este encuentro es realmente curioso e interesante.

Hoy fue secuestrado y casi asesinado por un oponente empresarial, pero accidentalmente conoció a esta joven, a la cual le calcula veinte años de edad.

La miró, ella no parece haber sufrido ningún asalto hace unos momentos, sus ojos son claros y brillantes, se nota valiente e inteligente.

El hombre no insistió en tocarla, simplemente miró hacia atrás.

Ella, después de estar tensa, se sintió aliviada, pero en ese momento, el hombre la miró de nuevo, quedando sus rostros a centímetros de sus labios, entonces susurró:

─ Nos veremos pronto.