Señorita desvergonzada

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¡Ella vino a buscarlo!

Holden nunca se imaginó que Elena le hablaría de nuevo, pero en lo más profundo de su corazón quería que su esposa tomara la iniciativa de contactarlo, siempre miraba el teléfono esperando que así fuera, en su lugar ella solo llego a su edificio para encontrarse con él.

¿No tiene miedo de él?

¿Acaso planeaba esperarlo hasta que apareciera?

Sin embargo, él estaba contento... Mientras ella se atreva a dar un paso, él se atreve a dar noventa y nueve por ella.

En los pensamientos de Elena, se repetía su última pregunta. Con coraje, pateó su pierna con fuerza.

Todos los presentes estaban estupefactos, no entendían la situación.

¿Quién era esa joven que se atrevía a patear al presidente?

¿Acaso quiere morir?

El gerente del lugar habló:

─ Presidente Lu, sí usted lo ordena echaremos a esta mujer. Nadie debería ser tan desvergonzado para hacer esto.

Había una pequeña huella en los pantalones negros de Holden, ella lo pateó tanto así que la agarró por su delgada muñeca:

─ Basta. ¿No crees que han sido suficientes patadas?

─ ¡No, quiero patearte más!

Elena lo pateó una y otra vez, unas cuantas veces más hasta que se cansó y reclamó de nuevo.

─ Todavía tengo muchas cosas que decirte, pero la principal, es que quiero que todos conozcan tu verdadera identidad, ¡tú eres realmente desvergonzado y despiadado!

El aire se le estaba acabando a todos los presentes. Todos estaban confundidos que creían que no habían escuchado bien.

¿Acaso la joven dijo que el presidente es despiadado?

Había muchas huellas en los pantalones de Holden, luciendo muy lindo y divertido, tiró de Elena para que cayera directamente a sus brazos. El esbelto cuerpo de ella se estrelló contra su robusto pecho, sus ojos estaban rojos, pero no estaba dispuesta a mostrar debilidad, no se atrevería a llorar delante de él.

Suéltame, ¿no que querías alejarme y divorciarte de mí? ¿Crees prudente decir esas cosas y ahora tomarme entre tus brazos? ¿O acaso estas armando otro malévolo plan?

Uno de los funcionarios se atrevió a hablar:

Presidente, esta joven es demasiado arrogante, ¡debe enseñarle modales!

La gran mano de Holden se movió hacia la delgada cintura de ella y al notar que no le disgustaba ni se alejaba de su tacto, la abrazó:

─ Elena, no me hagas esto, por favor.

─ ¿Qué cosa?

─ Sí te quedas conmigo, temo convertirme en una persona codiciosa y egoísta. Si me seduces y me rechazas, mostraré mi peor imagen.

Elena casi se conmueve por lo que dijo, pero sonrió enojada y puso sus manos sobre su fino pecho, estaba a punto de irse, así que tuvo que dejar en claro algo:

─ Holden Lu, quiero decirte que no importa lo que suceda en el futuro, quiero estar contigo. Estoy fascinada por ti y todavía no he podido entregarme como tu esposa. He regresado sin ningún interés de por medio, porque te quiero. No importan las dificultades del futuro, creo que puedo resistirlas siempre y cuando tengamos la calidez y el amor en las palmas de nuestras manos.

Ella tomó aire y continúo hablando:

Quiero quedarme contigo durante mucho tiempo y dejar que nos convirtamos en el mejor yo del otro, nos lo prometimos una noche, pero parece que te estas retractando de ello. Ahora que me has pedido el divorcio, creo que soy yo la que se arrepiente de darte una oportunidad, debí abofetearte esa vez de la directora Haron para que ahora tenga la confianza de pararme frente a todos y gritarles que yo fui quien abofeteó al señor Lu y lo dejé... ¡Hum!

La visión de Elena de repente se oscureció, Holden la había besado en medio de su discurso, como una tormenta.

Él besó sus labios rojos con fiereza y el cuerpo de Elena se suavizó, apretando el abrigo del hombre para evitar que se deslizara hacia abajo.

Todos estaban confundidos.

¿Qué sucedió?

¿No se suponía que el presidente debía de darle una lección a esta mujerarrogante?

La novia sustituta del millonario, pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora