Excelente en la cama

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─ ¡Dios mío! ¡Este vino es demasiado bueno!

Elena tomó otro sorbo y Usha lo vio, ella ya había bebido mucho.

Elena, no puedo creer que estés bebiendo eso sí sabes que tu límite es una copa. ¡Detente!

Elena bebió su tercera copa sin rechistar. El vino estaba tan delicioso que no podía dejar de probar, pero ahora ella se sentía mareada y caliente.

En ese momento, dos amigas de Siena entraron al palco. Tenían una sola intención, exponer a Elena:

─ Elena, deja de mentir y dinos toda la verdad.

Por otra parte, Holden, Henry James terminaron su conversación y los tres se dirigían a su palco, pero un grupo de mujeres se acercó.

Señor Lu, hola, tenemos algo que decirte.

Holden levantó la cabeza, miró a todas esas mujeres con ojos entrecerrados y caminó de inmediato sin detenerse.

─ ¡Señor Lu!

Las damas eran insistentes, así que James se puso delante de él y las miró en reprobación:

─ Si no tienen nada bueno que decir, dejen libre el paso a mi hermano mayor, no me hagan echarlas y prohibirles la entrada a mí bar.

Al ver a James tan enojado, sintieron miedo, pero como tenían un plan que terminar, decidieron mentirle.

Señor Lu, Elena también está aquí, en el primer palco...

Holden no espero a que terminaran de hablar, se dirigió rápido a donde le indicaron. Henry, James y las mujeres lo alcanzaron y una vez en la puerta, las mujeres gritaron:

─ ¡Señor Lu, has sido engañado por Elena! ¡Expondremos sus verdaderas intenciones ahora!

La puerta del lujoso palco no estaba bien cerrada por lo que Holden miró por el rabillo y vio a Elena en el sofá. Elena ya estaba borracha y su rostro velado estaba rojo ardiendo. Las cejas de Holden se fruncieron, había dos mujeres acosando a su esposa, pero continúo viendo el espectáculo.

─ Elena, dinos, ¿en verdad ese collar te lo dio el señor Lu?

Sí, él me lo dio.

─ ¿Cuál es tu relación con él?

─ Lu, el señor Lu es mí... Él es el gigoló que enamoré.

James no pudo contener una sonrisa desde atrás.

Elena, ¿estás loca? ¿Por qué dices qué el señor Lu es un gigoló?

Incluso su habla delataba a Elena, ella estaba borracha.

─ Escucharon bien, el señor Lu es mi gigoló, él me dio su tarjeta de oro... me regaló este collar y también... ¡también es responsable de calentar mi cama!

Tanto los espectadores como las hostigadoras jadearon.

La voz de Elena era melosa cuando se emborrachaba, se imaginó a su esposo en su mente, sonrió y continúo:

─ El señor Lu tiene unos abdominales bien marcados, a él le gusta besarme y les digo que es un maestro profesional del beso... Además... ¡Él es... excelente... en la... cama! 

La novia sustituta del millonario, pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora