La novia sustituta del millonario, pt.1

Consideraciones

Sanya

En la playa, Usha le entregó el coco con una pajita a Elena:

─ Elena, esta vez creo que derrotaste por completo a Yuna.

─ No estaría tan segura, Yuna todavía tiene algunas cartas bajo las mangas.

La principal razón por la que ha podido ocupar el puesto de señora Xia a lo largo de los años es que es la sabia ayudante interna de su padre. Ha ayudado a la comercializadora con sus contactos.

Entonces Elena dijo:

─ De hecho, estoy emocionada por ver que tiene preparado Yuna, espero que muestre su contacto que le da mayor orgullo.

Usha sonrió:

─ Una vez que lo muestre, no estará lejos de la muerte.

Elena resopló, ahora solo necesita esperar en silencio.

Usha yacía en una silla de mimbre. Llevaba un vestido de tirantes rojo que contrastaba con el rojo acalorado de su piel, esa apariencia estaba llena de vitalidad y fragancia.

─ Elena, desde que volviste, tu día a día es como estar en el infierno. En tu lugar, dejaría que el señor Lu desaparezca a todos de una vez.

─ No, he dicho que quiero resolver mis asuntos personalmente. Quiero ser libre de decidir.

Usha miró a su amiga:

─ Amiga, los hombres conquistan el mundo, así que las mujeres solo necesitan conquistar a los hombres.

Elena parpadeó por lo que escucho:

─ Cariño, no necesito a un hombre para resolver mis asuntos o conquistar el mundo.

Entonces Usha la interrumpió.

─ Por supuesto que no lo necesitas, pero de vez en cuando es necesario mostrarle que puede ayudarte y que lo tomas en cuenta.

Al escuchar las palabras de Usha, se conmovió, ella tenía razón. Elena dijo alegremente:

─ Cariño, ¡vayamos de compras al centro comercial!

Usha movió su cabello como un abanico:

─ ¿Vas a comprar regalos para tu esposo?

Elena la miró con gracia:

─ Sí, ¿no crees que el pago de Yuna debe gastarse? Además... El señor Lu me dio un regalo en su último viaje de negocios.

Yuna no sabía que Elena creció con esos medicamentos, tanto que no funcionarán en ella en absoluto.

En el hospital, fingió desmayarse y luego usó una aguja plateada para limpiar a los hombres de negro. Contacto a Usha que de inmediato encontró a una chica con cirugía plástica que era algo similar a ella y tomó algunas fotos.

Debido a que la chica de la foto usó el velo, fue difícil para Yuna distinguir que no era Elena, y a partir de ahí se desencadeno todo ese espectáculo.

El millón de dólares que Yuna había depositado, estaban en la cuenta de Elena, junto con la tarjeta de Holden Lu. Ella no sabía cuan rica era.

El chofer de Usha condujo la suburban y llevó a las dos bellezas al centro comercial. Casi de inmediato, causaron conmoción, eran la vista más hermosa del centro comercial.

Usha le preguntó a Elena con curiosidad:

─ Elena, ¿qué regalo te compró el señor Lu?

─ Una gatita blanca y regordeta, se llama Tipsy.

─ Vaya, parece que ante el señor Lu, eres su tesoro.

Elena se sentía bien, pero estaba confundida, era la primera vez que iba a comprar algo para dárselo a un hombre, desconocía que regalo dar. Así que preguntó:

─ Cariño, ¿qué regalo crees que debería comprarle a él?

Usha se cubrió el rostro, tratando de hacerse menos deslumbrante entre la multitud.

─ Si fuera yo, me compraría un pijama y luego me entregaría a él.

Elena de repente se arrepintió de haberle preguntado algo como eso a Usha. ¡Tenía suficiente con la perversión de Holden!

Miró al maniquí de exhibición, la ropa de Holden parecía estar hecha a medida por lo que no era necesario comprarle una camisa; luego miró el cinturón, y de repente, su memoria retrocedió a la noche del bar cuando mancho sus pantalones... Ella se sonrojo de inmediato.

En este momento, escuchó a Usha aclararse la garganta:

─ Elena, sea lo que sea que te imaginas, estás siendo demasiado evidente.