El árbol de limones amargos

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Holden se quitó el abrigo y se lo entregó a la doncella y luego se sentó en el sofá. Levantó sus delgados labios con calma:

─ Freddy.

El mayordomo saltó y rápidamente miró a la anciana...

¡Todo es su culpa!

─ Freddy, recuerdo que tenemos un limonero en el jardín trasero. Creo que es justo recompensarte con el jugo de esos limones, debes bebértelo todo está noche.

¡Por qué me quiere dar limones! ¡Fue culpa de la anciana!

Freddy miró el limonero, estaba alto y lleno de limones amarillos. Sabía que si comía todo eso tendría agruras...

─ Joven amo, téngame misericordia, ¿debo implorarle perdón de rodillas?

Freddy de inmediato miró a la anciana:

─ Ama, por favor, ¡sálveme!

─ Tranquilo Freddy, mi nieto no hará nada.

Ahora la abuela Lu miró a Holden.

─ Holden, Freddy es un hombre grande, comer todos limones le dará agruras por lo amargo de la fruta. Opino que solo debe comer la mitad.

Holden ahora miro a los dos involucrados y habló:

─ Ahora que recuerdo, a la abuela Lu igual le gusta comer limones, estaría bien que Freddy coma la mitad y la otra tú, ¿no crees abuela?

La abuela Lu aporreo su mano vigorosamente sobre la mesa:

─ Freddy, todo esto es tu culpa. Sí haces algo mal debes asumir la responsabilidad, mi nieto ya habló, debes comerte todos los limones del árbol.

En ese momento, Elena sonrió y agarró a Holden por el brazo:

─ Abuela, Freddy, creo que Holden solo está bromeando. ¿Verdad?

Holden miró a los ojos a Elena, inmediatamente ella parpadeó hacia él, con un significado suplicante. Él frunció el ceño y su esposa se puso de puntillas y le besó su mejilla.

─ Sí la señora Lu lo dice, puedo olvidar lo sucedido, por esta vez.

El mayordomo sabía que su joven amo no estaría contento, porque de no resolverse el asunto, seguirían vinculando a la señora Lu con él, así que todavía se encontraba nervioso.

Elena se encontró satisfecha.

─ Abuela Lu, volveré a la habitación.

─ Adelante, mi dulce Elena.

Holden la siguió, al entrar al dormitorio se percató que Elena estaba recogiendo algunos libros de medicina, como si estuviese a punto de irse.

─ ¿Vas a salir, señora Lu?

─ Sí, me quedaré a dormir en el instituto por hoy. Sin embargo, tengo que hablar contigo de algo.

─ Adelante.

─ A partir de hoy, tendremos que mantenernos alejados, como si estuviéramos en una disputa. Jasmine debe ir a ti pronto, así que no la rechaces. Debes darle un poco de esperanza...

Holden levantó la mano, desabrochó un botón de la camisa blanca, mientras se acercaba, con sus largas piernas, hacia su esposa. Una vez que estuvo frente a ella, la tomó por la cintura.

─ Señora Lu, creo que debemos ajustar cuentas antes de hacer lo que me pides.

El esbelto cuerpo de Elena se estremeció, pero fingió confusión y lo miró con calma.

─ ¿Q... qué?

Elena sabía a qué se refería y Holden también. En su oficina, cuando la noticia explotó no pudo contenerse de leer los comentarios, incluso su secretario Yanini estaba dudando sobre su comportamiento.

─ Debo ajustar cuentas contigo, señora Lu. En el internet todos andan hablando cosas malas de mí.

─ ¿Quién se atrevió a ofenderte? ¡Mi señor Lu es tan magnífico, se ve mejor que nadie! No sé cuántas chicas han de estar fascinadas por ti, pero debo decir que son muchas...

Holden miró su boca como si untara miel, era un poco mentirosa, así que dijo solemnemente:

¡Hablo en serio, no me engatuses!

La novia sustituta del millonario, pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora