La llamada a Dean Wendell

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En la oficina de la directora Rovena, ella comenzó el interrogatorio.

─ Elena, eres una mujer casada. ¿Cierto? Tu esposo es el dueño del Jardín Verde.

─ Sí.

─ Bueno, ahora que queda claro eso. La foto expuesta en el foro, sobre el señor Lu, ¿es verdadera? ¿Acaso mantienes una relación con él?

─ Así es directora.

─ Elena, debido que mantienes una relación con el señor Lu mientras estás casada, debo poner un alto a la situación. Por lo general no me preocupo por los asuntos privados de mis estudiantes, pero esto se volvió un escándalo dentro de la institución, como directora, considero que debo sancionarte.

─ Directora Rovena, ¿de qué manera quiere sancionarme?

─ Aquí es donde lucho, la mayoría quiere que te expulse, pero tú y yo sabemos que esto no es tan simple. Tu entrada al instituto no tiene nada que ver con el señor Lu, realmente fuiste recomendada por el decano. Elena, responde siempre con la verdad, ¿cuál es tu relación con el doctor Wendell?

─ Directora Rovena, para aclarar, no tengo una relación sentimental con el decano Wendell. En una ocasión el me dejó su número de teléfono y me dijo que, si estaba interesada en estudiar en el Instituto de Investigación Privado, solo le debía llamar, las puestas iban a estar abiertas siempre para mí.

La expresión de Rovena cambió. El decano Wendell, es ahora un famoso erudito del país, era imposible que le diese su número a una joven sin ninguna razón aparente.

─ Elena, no quiero acusarte de nada. Sin embargo, no veo la necesidad de mentir. ¿Por qué el decano diría esas cosas para ti?

Elena se encogió de hombros, la directora Rovena no creía que la joven fuese tan sinvergüenza, así que no quedo de otra más que realizar una llamada:

─ Elena, ¿entiendes que debo llamar al decano Wendell? Él debe de darme la misma explicación que tú.

─ Adelante.

La directora Rovena marcó rápidamente el número de teléfono y no ocultaba lo disgustada que la tenía la tranquilidad con la que actuaba Elena. Ahora la llamada se conectó rápidamente y la voz solemne del decano pasó por el altavoz.

Directora Rovena, buenos días.

Buenos días, doctor Wendell. Siento molestarte, sin embargo, este asunto es de urgencia. Se encuentra conmigo la señorita Elena Xia...

¿La magnífica Elena está contigo? Déjame hablar con ella.

El doctor interrumpió a la directora y Rovena se sorprendió por la efusividad del decano por alguien que ni siquiera sabía quién era su nieta. ¿Por qué dijo que no sabía de quién era nieta Barona?

Rovena le entregó el teléfono a Elena.

Hola Dean. ¿Cómo te va?

Elena, me va excelente, ¿qué piensas ahora del instituto? No está mal, ¿verdad?

Rovena escuchó el saludo de estas dos personas y en su vida había escuchado al doctor Wendell tan amigablemente con alguien. Le daba la sensación de que eran colegas que se respetaban.

El instituto está bien.

Te lo he dicho, el instituto es absolutamente digno de ti, ahora que eres estudiante, espero que puedas aceptarme como tu tutor. No sabes el enorme orgullo que me daría serlo.

La directora no sabía dónde enterrar su rostro, no creyó las palabras de Elena y el decano le estaba demostrando que no mentía. ¡Incluso le ha pedido que lo acepte como su tutor! Todos los estudiantes de medicina, tanto en Darenvil como en Ciudad Imperial lo han solicitado como tutor y él los ha rechazado, pero parece que le agrada serlo con Elena.

Todavía tengo que pensar en ello.

Vale. Por cierto, la directora Rovena me ha comentado por mensaje respecto a la relación que mantienes con el señor Lu, el gran gigante de Darenvil. Temo que por protocolo y dado las circunstancias, debo preguntarte al respecto...

Dean, no te preocupes por eso. El señor Lu es mi esposo legal.

La novia sustituta del millonario, pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora