Los celos de Elena

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Elena se burló:

─ Yo no soy tan hábil como tú para seducir gente... tampoco aprovecho mis viajes de negocios para llevar a mi amante. Debe ser fácil para ti seducir a cualquiera, ¿te gusta ser aclamado por el número de mujeres que tienes?

Holden no entendió muy bien lo que ella quería decir:

Háblame claro, no puedo comprender lo que dices.

Señor Lu, creo que lo dije claramente, pero si eso no es suficiente, seré más clara. Te llamé la noche que estabas de viaje. Pero... ¡Una mujer respondió y dijo que estabas en la ducha!

Holden rápidamente sacó el teléfono de su bolsillo y revisó el historial de llamadas.

Ella realmente lo llamó, pero no atendió él.

Holden recordó que su secretario personal Yanini le había dicho esa noche que la directora de relaciones públicas Haron había estado allí. Entonces la directora debió haber respondido la llamada.

Había fuego en los ojos de Holden. En este momento, sintió que la chica en sus brazos se movía. Él la detuvo y dijo:

¡No huyas!

Señor Lu, ¿qué pasa? ¿No puedes soportar escuchar la verdad?

Holden dio una última bocanada a su cigarro y lo tiró al suelo para apagarlo:

Señora Lu, ¿acaso estás celosa?

¿Qué?

Elena rápidamente negó:

Claro que no lo estoy.

Te enojaste porque una mujer respondió tu llamada, después me pediste que busque otra mujer y ahora me estás reclamando, creo que sí lo estas.

Yo no...

Holden presionó sus delicados hombros y la obligó a mirarlo:

Estoy enamorado de ti, no necesito a otra mujer.

Elena estaba atónita.

Ella pensó que podría avergonzarlo después de exponerlo, pero ¿qué pasa? Él podría pensar que ella era ridícula.

Elena sabe que los hombres engañan a sus esposas, pero nunca había visto uno tan arrogante. Apretó su puño y lo golpeó, luego lo pateó en ambas piernas:

─ ¡Eres un descarado!

Holden entrecerró los ojos y miró a su esposa agitada. Siempre que hacía esto, solo le provocaba cosquillas. Frunció los labios en una sonrisa. La penumbra que había estado en estos días desapareció, ya estaba de buen humor:

Señora Lu, no quiero imaginarme cuando de verdad te engañe.

Silencio.

Los golpes de ella aumentaron la fuerza:

¡No estoy celosa!

Holden vio que estaba enojada y quería seguir golpeándolo, solo levantó la mano, le apretó la nariz juguetonamente y dijo suavemente:

Aunque es un poco abrumador que estés celosa, todavía me gusta.

¡Holden!

Entonces él la dejo ir y le dijo cautelosamente:

Dormirás aquí esta noche, no vuelvas a la mansión.

Después de hablar, comenzó a retirarse de la habitación, pero Elena lo detuvo rápidamente.

¿A dónde vas?

Esta es su habitación, es muy tarde, ¿a dónde va?

Holden la miró:

¿Por qué? ¿Quieres que duerma contigo?

La cara de Elena se sonrojó, y enojada recogió la almohada de la cama y la golpeó contra su hermoso rostro, él continúo diciendo:

Saldré un rato, ahora que las cosas están claras, ¡es hora de encontrar a otra mujer!

Holden enarcó las cejas, Elena no terminaba de convencerse acerca de dónde iba de noche, pero él realmente se fue.

La novia sustituta del millonario, pt.1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora