Capítulo 10

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Domingo 15 de junio

Querubín se despertó a la mañana siguiente sintiéndose cálido y seguro. Sonriendo se estiró, sorprendido cuando sintió otro cuerpo a su lado. Abriendo los ojos se calmó cuando vio a Vincent durmiendo a su lado. La carpa estaba tenuemente iluminada por el sol de la madrugada dándole a todo una cualidad etérea. Querubín miró por encima del hombro y vio a Mudiwa durmiendo del otro lado. Querubín se acurrucó bajo las mantas radiante mientras pensaba en todo lo que había sucedido el día anterior y en todas las cosas emocionantes que vendrían. Iban a partir mañana e irían a todo tipo de lugares emocionantes. La sonrisa de Querubín creció a medida que la felicidad y la emoción irradiaban oleadas del niño pequeño, mientras imaginaba lo que le deparaba el futuro.

Vincent recobró la conciencia cuando una ligera sensación de hormigueo comenzó a envolverlo. Abriendo sus ojos violetas no pudo evitar sonreír a Querubín que estaba sonriendo como loco. "La alegría que emana del diablillo de pelo negro es definitivamente lo que me despertó" pensó Vincent. Al mirar a su amante, vio que el hombre de ébano comenzaba a moverse.

– Buenos días, Querubín – Dijo Vincent, su voz más profunda de lo normal desde el sueño.

Querubín parpadeó y se volvió hacia el hermoso rostro relajado de Vincent. Querubín se acercó y susurró en voz alta:

– Buenos días, ¿dormiste bien? –

Vincent sonrió ante el intento de Querubín de callarse.

– Lo hice. Te ves muy feliz esta mañana –

– Lo estoy – Querubín susurró de nuevo: – Estaba pensando en toda la diversión que tuve ayer y en todas las emocionantes aventuras que vamos a tener – Los brillantes ojos esmeralda miraron al violeta con la esperanza de que Vincent confirmara sus pensamientos.

– Tendremos muchas aventuras emocionantes y veremos muchos lugares emocionantes – Vincent respondió. – De hecho, creo que deberíamos tener una aventura ahora mismo. Necesitamos despertar a Mudiwa – Dijo sonriendo maliciosamente.

– ¿Podría sacudirle el hombro? – Ofreció Querubín.

Vincent negó con la cabeza.

– No, no creo que eso funcione. ¿Qué tal si... – Vincent se inclinó y le susurró al oído a Querubín.

Querubín, riendo, asintió y trepó por encima de Mudiwa. Vincent bajó la sábana para exponer el torso de Mudiwa y sonrió a Querubín. Vincent luego levantó un dedo, luego dos, y después del tercero ambos comenzaron a hacerle cosquillas a las costillas de Mudiwa. Una risa profunda y estruendosa llenó la tienda, mientras el hombre que había estado fingiendo dormir sucumbió a los dedos que se movían.

Jadeando, Mudiwa dijo:

– Está bien, está bien, estoy despierto – Enjugándose las lágrimas de los ojos, Mudiwa contuvo el aliento ahora que el cosquilleo había cesado. – Por supuesto que los recuperaré a los dos – Dijo con calma.

Vincent asintió con la cabeza en señal de consentimiento.

– Por supuesto, pero por ahora es hora de salir de la cama. Querubín, ¿tienes otro conjunto de ropa? – Vincent preguntó mientras caminaba a buscar su ropa.

– Sí, pero no son tan bonitos como los que he estado usando – Querubín respondió en voz baja, mirando la camisa que había usado durante dos días.

– ¿Por qué no te los pones? Mañana te compraremos ropa nueva de camino a Sennen – Dijo Vincent tratando de controlar su enojo con los parientes del niño, una vez más.

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora