Caravana Corazón de Dragón

Capítulo 61

21 de diciembre, Japón

Gabriel se despertó lentamente, con una sonrisa en su rostro cuando se dio cuenta de que hoy era el solsticio de invierno. Levantándose, puso una cinta de X-Japan y comenzó a cantar mientras se preparaba para el día. Mientras se ponía un suéter delgado, Gabriel escuchó el suave sonido de pequeños pies entrando sigilosamente en su habitación. Pronto se abalanzó sobre él y lo tiró al suelo.

– ¡Lo tenemos! – Chilló Tatiana.

– ¡Cuidado! – Gritó Kamala. – Sujeta sus brazos, es fuerte –

– Soy lo suficientemente fuerte para sostenerlo – Alardeó Aubrey.

Gabriel se rio y logró bajarse el jersey para poder ver a sus atacantes.

– Oh, ¿crees que puedes ganarme, verdad? – Gruñó juguetonamente. Fácilmente les dio la vuelta y logró sujetar a los tres hermanos al suelo. – Ahora, ¿qué debo hacer con ustedes? – Con una sonrisa maligna, Gabriel susurró: – Lo sé – Pronto, los gritos de misericordia y las risas brotaron de los tres niños cuando Gabriel les hizo cosquillas.

– Esto no parece justo – Dijo la voz profunda de su Baba.

– No, no es así, esposo mío – Dijo Vincent con una sonrisa.

– Papi, Baba, ayúdanos – Gritó Tatiana en medio de la risa.

Aubrey logró recuperar el aliento el tiempo suficiente para gritar.

– ¡Atrapa a Gabriel! –

Gabriel escuchó la respuesta de su padre cuando de repente dos pares de manos comenzaron a hacerle cosquillas. Gabriel se retorció tratando de defenderse, o al menos devolverle las cosquillas. Pronto se convirtió en una guerra de cosquillas sin cuartel, todos defendiéndose y atacando lo mejor que podían.

– ¡Está bien, está bien, basta! – Llamó Mudiwa mientras rodaba hacia un lado tratando de recuperar el aliento. – Vamos a tomar un poco de té y luego es hora de yoga –

Aubrey y Tatiana saltaron gritando:

– ¡Yoga! –

Kamala negó con la cabeza y suspiró.

– Son tan jóvenes –

Gabriel se rio entre dientes junto con sus padres y salió para comenzar el día. Después del yoga, la mamá de Soto les preparó un desayuno de arroz con pescado al vapor y verduras, y luego comenzó la diversión. Tenían una gran fiesta del solsticio de invierno esa noche y había mucho trabajo por hacer. La familia de Soto no celebró el Solsticio, pero se contagiaron de la emoción de los niños. Durante los últimos dos días habían estado horneando, y hoy hornearían los últimos tres lotes de galletas dulces haciendo un total de trece tipos diferentes de galletas dulces, una para cada una de las lunas llenas durante el año.

La mamá de Soto, Funiko Gifu les iba a mostrar cómo hacer galletas de caqui. Gabriel puso un poco de leña en el fuego de la estufa mientras los demás mezclaban la masa.

– ¿Cómo es esto, Obaasan? – Aubrey preguntó mientras sacaba la cuchara de la masa y dejaba que goteara en el tazón.