Capítulo 64

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Gabriel paseaba nerviosamente dentro de la tienda. Había despegado hacía veinte minutos y odiaba no saber qué estaba pasando. Gabriel se volvió cuando escuchó que se retiraba la solapa de la tienda y respiró aliviado cuando entró su Baba. Esperando hasta que Mudiwa asintió con la cabeza diciendo que sí, estaba solo, Gabriel se arrojó a los brazos de su Baba y lo abrazó con fuerza.


– Calla, Querubín, todo va como esperábamos. El director nos ha convencido de que Hogwarts sería el mejor lugar para ti en este momento. Parece indulgente y comprensivo con tu actitud adolescente – Ofreció Mudiwa, consolando a su hijo.

– Remus y Sirius están heridos – Susurró Gabriel en el cuello de Mudiwa.

– Sabíamos que lo serían, pero también tenemos un plan para eso, ¿recuerdas? – Mudiwa dijo retrocediendo un poco. Suspiró cuando Gabriel lo miró. Gabriel medía poco menos de seis pies de altura y ya no era su niño pequeño.

Comprendiendo la expresión de su Baba, lo besó en la mejilla.

– Siempre seré tu pequeño. Ahora terminemos esto, quiero irme a la cama –

Mudiwa resopló divertido mientras caminaban de regreso con los demás.

La expresión petulante de Gabriel volvió a su lugar cuando se dejó caer entre sus padres y miró al suelo.

Vincent suspiró.

– Gabriel, hemos estado hablando con el profesor Dumbledore y creemos que es mejor que asistas a Hogwarts –

– ¡Qué! ¡No, no quiero irme! – Exclamó Gabriel-.

– Tampoco queremos que te vayas, pero creemos que es lo mejor– Respondió Vincent con calma.

– Tal vez pueda ayudar – Ofreció Dumbledore magnánimamente. – Un mago necesita saber cómo controlar su magia. Si no puede, puede salirse de control y lastimar a las personas. Tu familia son solo squibs; no pueden protegerse de tu magia. Tampoco pueden deshacer el daño que puedas causar... –

– ¡Yo nunca lastimaría a nadie! – Gritó Gabriel, con el rostro lleno de miedo y dolor. – Baba, papá, sabes que yo nunca... –

– Lo sabemos, Gabriel, sabemos que nunca nos lastimarías – Dijo Mudiwa sosteniendo a su hijo cerca de él.

– Por eso debes ir a Hogwarts – Dijo Soto, quien hasta el momento se había mantenido en silencio. – Confiamos en ti, pero en este momento no tienes el control de tu magia –

Gabriel miró al suelo con aire de culpabilidad.

– No he lastimado a nadie –

– No, no lo has hecho, y deseamos que siga siendo así – Dijo Ria. – El director estaba explicando que pasaste por un poderoso aumento mágico anoche –

– Exactamente, querida – Ofreció Dumbledore. – De hecho, deberías haberte sentido horrible esta mañana, jovencito –

Gabriel suspiró dramáticamente.

– Me sentí muy mal esta mañana, pero supuse que me había levantado demasiado tarde y había bebido demasiado –

Albus asintió sabiamente con la cabeza al comprender. Kingsley parecía en blanco, pero estaba archivando información para más tarde. Sirius sonrió antes de volver a la mirada traicionada que había tenido toda la noche. Y Remus tenía curiosidad; este no era el grupo que él conocía. Su comportamiento era bastante normal para una familia, pero no para ellos. Su interacción no fue lo suficientemente cálida, Gabriel estaba actuando como un mocoso, lo cual no era. Algo estaba pasando y Remus estaba decidido a averiguar qué. Los ojos de color ámbar dorado se entrecerraron mientras observaba a los viajeros aún más de cerca.

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora