Capítulo 54

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Draco bostezó mientras se recostaba en la silla. ¡El sol y el alegre canto de los pájaros lo habían despertado, y todos los demás dormían afuera al amanecer! Sus ojos se cerraron y escuchó los ruidos de Gabriel y Soto preparando el almuerzo. Poco después de despertar, la Sra. Weasley apareció y comenzó a ayudar a preparar el desayuno. Pronto estaban atiborrando sus rostros con huevos revueltos, tostadas francesas y salchichas, que Draco notó que Gabriel y los otros viajeros no comían. Después del desayuno habían jugado a la mancha y Gabriel les enseñó a girar poi. Draco se sorprendió no solo de lo divertido que era el juego y tambien de lo mucho que se divirtió, sino también de lo acogedor que era todo el mundo. Lástima que no pudo continuar durante la escuela, su padre no aprobaría que su hijo se asociara con los Weasley.

Era casi mediodía y todos los demás se habían ido a casa. Draco trató de no pensar en por qué aún no había visto a su padrino. Gabriel sugirió que ambos almorzaran en su habitación mientras veían una película, lo que sea que fuera. Draco durmió suavemente por un rato hasta que escuchó la voz de su padrino.

– Buenos días, Gabriel, ¿tuviste una velada agradable? – Severus preguntó formalmente.

Gabriel sonrió brillantemente.

– Fue brillante. ¿Y usted, señor? ¿Descansó lo suficiente? –

Adonis le guiñó un ojo a Gabriel por encima del hombro de Severus, mientras el hombre de negro intentaba no sonrojarse.

– Sí, bueno... buenos días, Draco –

Draco se sorprendió por el tartamudeo de Severus.

– Buenos días, tío Severus. ¿Tienes hambre? Creo que el almuerzo estará listo pronto –

– ¡Gracias a la diosa, me muero de hambre! – Exclamó Adonis.

– Estaba pensando en regresar a la mansión – Dijo Severus.

– Oh, pero iba a mostrarle a Draco La princesa prometida – Dijo Gabriel suplicante.

– ¿El qué? –

Adonis jadeó.

– Oh, ahora tienes que quedarte Severus. La princesa prometida es una gran película, y hay toneladas de comida –

Al ver que Severus no estaba convencido, Draco lo miró con ojos grises suplicantes.

– Por favor, tío Severus. Nunca había visto una película antes –

Severus se pellizcó el puente de la nariz entre el pulgar y el índice.

– ¡Oh, por Merlín! ¡Bien! Podemos quedarnos –

Pronto, Severus, Draco, Gabriel, Adonis, Soto, Elena, Mudiwa, Vincent, Kamala, Ria y Naveen se amontonaron en la habitación de Gabriel comiendo sándwiches de falafel y pan de pita, ensalada de frutas y limonada. Draco jadeó y susurró preguntas a Gabriel a lo largo de la película. Severus también estaba absorto en la película, ya que solo había visto una cuando era un niño pequeño.

Dos horas después, sus invitados de Slytherin estaban listos para partir a regañadientes. Severus estaba teniendo una conversación tranquila con Mudiwa y Vincent luego se acercó a Gabriel.

– Después de obtener el permiso de sus padres, me gustaría darle esto – Dijo el profesor Snape tendiéndole una caja plateada cuadrada.

La frente de Gabriel se arrugó con confusión cuando tomó la caja. Al abrirlo, jadeó, dentro había una ancha muñequera plateada. Criaturas mágicas estaban grabadas a lo largo de él, y se podía sentir un suave repiqueteo de magia proveniente del brazalete.

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora