Capítulo 69

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Domingo, 20 de septiembre
Gabriel se despertó a la mañana siguiente sintiéndose un poco dolorido, pero bastante feliz. Sonriendo, siguió con su rutina matutina, tratando de mantener su mente en lo que estaba haciendo y no en la sensación de las manos de Draco sobre su cuerpo. Gabriel estaba deseando pasar un tiempo a solas en la ducha, pero se había quedado dormido y la mayoría de los otros chicos estaban levantados y usando el baño. Sintiéndose bien, y tal vez un poco coqueto, Gabriel se vistió un poco. Los otros chicos se habían ido a desayunar, así que se tomó su tiempo para prepararse.

Gabriel entró pavoneándose en el Gran Comedor, bailando ligeramente con la música como siempre, su falda escocesa verde y morada balanceándose alrededor de sus muslos. Su camiseta negra ajustada se pegaba a su pecho y los Doc Martins negros completaban el atuendo. Gabriel sonrió al otro lado del pasillo ante la mirada sorprendida de Draco y balanceó sus caderas un poco más con cada paso.

– Buenos días – Saludó, sentándose entre Draco e Ivy y sirviéndose una taza de té.

– Buenos días – Ivy se rio. – Te ves muy bien esta mañana –

– Gracias, Ivy, y puedo decir que ese tono de azul te queda deslumbrante – Respondió Gabriel haciendo que Ivy se sonrojara.

– Buenos días, interesante elección de atuendo – Draco tomó un sorbo de té y mantuvo los ojos en su papel.

– ¿Tú crees? – Gabriel dijo inocentemente mientras abría las piernas para que su muslo semidesnudo quedara presionado contra el de Draco. Sonriendo, tomó un sorbo de té y tarareó suavemente. – Me encanta el té de jazmín –

Draco tragó saliva y se obligó a concentrarse en el periódico y el desayuno.

– Hiciste el periódico otra vez – Dijo casualmente, sabiendo que Gabriel no leyó el Profeta . – Aparentemente fuiste secuestrado y criado por Mortífagos. Rita Skeeter nos advierte que en cualquier momento podrías volverte loco y comenzar a matar a todos –

Gabriel resopló mientras se servía un poco de bagel y salmón ahumado.

– Bueno, estaba debatiéndome entre ir a matar o ir a la biblioteca a estudiar esta tarde –
Blaise se rio, atragantándose con su café.

– ¿Podemos acompañarte? –

– ¿Para cual? – Gabriel preguntó untando queso crema en su bagel.

– Desafortunadamente, el Sr. Dragonheart estará ocupado esta tarde – Dijo el profesor Snape entregándole a Gabriel una nota color lavanda. – El director quiere verte, la hora y la contraseña están aquí –

Gabriel se burló de la nota.

– ¿Qué es lo que quiere? –

– No lo sé, pero estaré allí – Dijo Severus colocando una mano sobre el hombro de Gabriel y dándole un suave apretón.

– Gracias, Profesor Snape –

Severus inclinó la cabeza y salió de la habitación.

– Me pregunto qué quiere el viejo – Susurró Pansy.

– No tengo idea, tal vez me va a sacar de las clases de sexto año – Ofreció Gabriel volviendo a su desayuno.

Draco, Blaise y Pansy compartieron una mirada de complicidad. Hasta ahora, el Director había dejado solo al Niño-Que-Vivió, pero habían estado esperando que viniera y hablara con Gabriel. Durante varios minutos todos disfrutaron tranquilamente de su desayuno, luego la lechuza de Lucius Malfoy aterrizó ante Draco. La lechuza era majestuosa, una hermosa lechuza real, sus plumas de un dorado rojizo y su mirada feroz. Tranquilamente, Draco tomó el pergamino y le ofreció a la lechuza un poco de tocino. Ella lo agarró y salió volando.

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora