Capitulo 70

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Gabriel apareció justo afuera de las protecciones frente a la puerta principal de Hogwarts. Pensó que podría haber atravesado las protecciones, pero estaba bastante seguro de que el Director habría sido capaz de sentirlo romperlas. Con rigidez caminó por el sendero, no había nadie afuera y Gabriel permanecía escondido en la oscuridad de la noche. Normalmente se habría trasladado directamente a su habitación, pero el collar no había sido cambiado para llevarlo al interior del castillo. Gabriel había pensado en quedarse con Lysander, pero ya se había perdido la cena y el toque de queda era pronto. Se las arregló para llegar hasta la oficina del profesor Snape sin ser visto, ya que era un domingo por la noche y la mayoría de la gente se estaba preparando para ir a la cama o tratando desesperadamente de terminar sus tareas del fin de semana. Haciendo una mueca, Gabriel levantó el brazo y llamó a la puerta, su mano protestando por el abuso. Unos momentos después la puerta se abrió. Severus lo miró y lo condujo a través de su oficina, llevándolo a sus habitaciones privadas.

– ¿Qué pasó? – Severus preguntó mientras comenzaba a buscar los ungüentos y pociones adecuados para ayudar a sanar las heridas obvias.

– Nada. Solo estaba entrenando con Lysander – Respondió Gabriel mientras se quitaba la camisa y los pantalones.

– ¿Por qué no los curaste ya? –

– Lysander solo hace las cosas grandes, como huesos rotos. Siempre me ocupo de las cosas pequeñas después –

– ¿Qué diablos tienes en el cuello? –

Gabriel volvió la cabeza en estado de shock, su mano volando a su cuello. Draco se paró frente a una silla de respaldo alto, en la que había estado sentado, oculto a la vista de Gabriel. Los ojos de Draco se entrecerraron con ira mientras se acercaba a Gabriel siseando.

– Mueve tu mano –

Gabriel dejó caer su mano y suspiró.

– Realmente no es un gran problema –

Antes de que Draco pudiera alcanzarlo, Severus agarró la barbilla de Gabriel y giró su cabeza para poder ver la marca.

– ¿Él te mordió? –

– Nunca molestes a un vampiro hambriento – Respondió Gabriel irónicamente.

– ¿Estás bien? ¿Por qué estabas cerca de un vampiro? ¿Estás gravemente herido? – Preguntó Draco todo a la vez.

– Estoy bien, solo un poco golpeado. Lysander es un amigo mío con el que entreno a veces –

Severus resopló y entregó varios frascos de pociones.

– No puedo creer que ya te esté curando de nuevo. En nombre de Morgana, ¿cómo sobreviviste a tu infancia? Más importante aún, ¿cómo sobrevivieron tus padres? – Severus dijo con gran exasperación.

Gabriel sonrió y luego comenzó a balancearse ligeramente, sus ojos revoloteando.

– ¡Severus! – Draco gritó mientras se lanzaba para sostener el cuerpo de Gabriel.

– Dale esto – Severus le entregó a Draco una poción para reponer sangre. Draco tomó el vial y lo acercó a los pálidos labios de Gabriel. Tan pronto como se lo tragó, Gabriel murmuró algo parecido a "gracias" y rápidamente se desmayó. Draco levantó al hombre inconsciente y lo colocó en el sofá frente al fuego. Severus lo siguió y cubrió al adolescente con una manta suave y cálida.

– Adelante, siéntate, Draco. Podemos terminar nuestra conversación –

Draco se sentó con gracia en la silla de color verde oscuro y tomó su té.

– ¿Quién es Lysander? –

Severus puso los ojos en blanco mentalmente ante los celos mal disimulados de su ahijado.

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora