Capítulo 15

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Querubín se estremeció cuando otra ola lo alcanzo. Chapoteando sonrió cuando la arena bajo sus pies comenzó a moverse al retirarse la ola. Levantando la mirada el niño sonrió al ver a los adultos que reían y jugaban en el agua. Siempre se le acerba alguno y se sentaba a su lado, ayudándolo a recoger conchas o solo jugar; luego volvían a nadar en el mar. El sol estaba bajando en el cielo; habían estado en el agua por horas. Querubín tirito y sonrió cuando Mudiwa se acercó a él.

Mudiwa le sonrió en respuesta pero al acercarse más al niño frunció el ceño.

– ¿Por qué no me dijiste que tenías frio? – Le pregunto a Querubín que aun sonreía mientras tiritaba en el agua.

– Me gusta el agua y no hace tanto frio – Respondió el pequeño.

Mudiwa bufo y tomo al niño en brazo sacándolo del agua.

– ¡Estas congelado! ¡Santo cielo tienes los labios azules! – Mudiwa acurruco al niño y comenzó a caminar con rapidez al campamento.

Vincent lo alcanzo con rapidez.

– ¿Estás bien? – Le pregunto a Querubín.

Querubín le sonrió a Vincent desde los brazos de Mudiwa y tiritando de frio respondió:

– Estoy bien – Vincent bufo.

– ¡Lo estarás después de un baño caliente! – Rodando sus ojos Vincent juro estar más pendiente de Querubín de ahora en adelante. El niño suspiro feliz y se acurruco aún mas contra el cálido pecho de Mudiwa.

Treinta minutos después Querubín, Mudiwa y Vincent, estaban cálidos, limpios y felices sentados frente a la hoguera. Adonis había traído los sobrantes del almuerzo y todos comenzaron a comer. ¡Querubín estaba muerto de hambre! Nadar era trabajo duro. Justo cuando habían terminado de comer seis lechuzas aterrizaron dentro del círculo. El niño chillo y se acercó a Freja. Todas las lechuzas tenían trozos de papel atados a sus patas. Los demás se acercaron y retiraron los papeles; cuatro lechuzas se marcharon mientras dos se quedaron esperando.

– Está bien Querubín – Dijo Freja. – Los magos usan lechuzas para enviar su correo. No te lastimaran –

El niño miro con interés las dos lechuzas. Una era de color marrón con manchas marrones más oscuras. Parecía un ave amistosa, ululando y tomando alegremente un poco de comida de Naveen. La otra lechuza parecía digna y severa. Era de un hermoso color gris con manchas negras. Mudiwa sostuvo en su dirección un trozo de pan y la lechuza casi pareció fruncir el ceño antes de tomar el pan de manera educada. Querubín le sonrió a las dos lechuzas y chasqueo la lengua para llamar su atención. Curiosamente fue la lechuza gris la que se acercó a Querubín. Se paró frente al niño luciendo majestuosa y ligeramente molesta. Con cuidado el pequeño estiro una mano para acariciar a la hermosa lechuza. Los adultos contuvieron el aliento esperando cómo reaccionaría el ave. La lechuza se quedó inmóvil permitiendo que el niño pasara sus manos sobre sus suaves plumas grises. Los ojos de Querubín se iluminaron con alegría y sorpresa. ¡Estaba acariciando una lechuza!

Sonriendo, los demás volvieron su atención a las cartas que habían recibido.

Leyendo los pergaminos que habían recibido Adonis comenzó a relatar lo que decían.

– El Sr. Flourish (de la Librería Flourish & Blotts) tiene un nieto de catorce años llamado Mitchell que es squib. Le gustaría que lo recibiéramos por un año. Quiere que gane experiencia y conozca a otros distribuidores de libros. Desea seguir comprando libros de nosotros, pero espera que su nieto haga conexiones para libros raros e inusuales. Su lechuza es la marrón, espera una respuesta –

Caravana Corazón de DragónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora