Capitulo 12

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Narrador Omnisciente

Las noches en Nueva Escocia nunca terminan, están en constante movimiento, como si no existiesen, las luces en su máximo esplendor, las avenidas iluminadas como si nunca hubiera anochecido... y es que la capital de Escocia minuto a minuto se hace cada vez más poderosa, más atrayente al mundo. Continuamente más personas de diferentes países apuestan por un futuro en estas tierras, abandonan todo con la esperanza de un futuro prometedor en la ciudad de las luces.

Algunas personas buscan ese futuro desde abajo, personas de clase media y baja.

Otras tantas nacen con el privilegio de ya tener bastantes ceros en sus cuentas.

En uno de los sitios más costosos e importantes, Helena Grant se encuentra en la oficina del que era su difunto esposo, ahora el sitio es de ella, como todo lo que ha dejado correspondiente a ella en cuanto a la herencia. La mujer por más arrogante e imperiosa que sea, tiene buen corazón. Proveniente de una familia de clase media, fue la primera en su línea familiar en graduarse en una universidad pública. Fue la mejor y más nombrada en sus tiempos de oro, muy codiciada por empresas al ser una profesional de gran talla, la licenciada lo dejó todo, trabajó arduamente hasta que unos ojos grises la enfocaron.

Y quizá hubiese sido otra la historia si Helena no era invitada a uno de los eventos tan codiciados por el mundo empresarial y Charles Grayson no debiera ser el invitado estrella por uno de sus más grandes logros en aquel momento. Transformar una empresa nacional en internacional y poner barcos en la mayoría de los océanos no pasa todos los días, el hecho de que marcas de todo el mundo confíen en tus navíos para su transporte, requiere grandes méritos.

Se enamoraron.

Los medios y la sociedad piensan que fue «A primera vista» pero no fue así.

Han pasado por muchas complicaciones, idas y venidas, dos personas muy parecidas a decir verdad, pero tan complementarias que eso no evitó que un día se hayan casado y concebido tres niños.

De pequeño, el mayor; Blake Grayson era un niño dulce, de aquellos que con tocarle la nariz, el piecito o haciéndole alguna jugarreta, sonreía, asi sin más.

De aquellas sonrisas que contagian.

Caso contrario a Teo Grayson, ese niño era un llorón, hasta que logró caminar correteaba por toda la casa y jardín llorando cuando no le daban lo que él exigía, un pretencioso, pero aún así, contenía los ojos más soñadores que alguna vez vi.

Y Katrina, la niña más solitaria y pensativa, muy inteligente, callada y observadora. Seria desde que su madre dio a luz esa beba con ojos índigo, herencia de sus abuelos.

Cuando observo, esencialmente a una de las familias más hipnotizantes por los medios, por la energía que poseen al ojo humano, doy replay a una película que lo tenía todo para ser vista por todo el público receptor, pero ahora, con los sucesos y los caminos trazados por el apellido, no es más que una película restringida con límites de edad, avisos de usos ilegales y violencia.

Así, cómo una película.

Siempre lo vi así, al fin y al cabo soy quien observa todo.

Porque al mismo tiempo que Helena sale del despacho de su marido, su hija entra ebria por las grandes puertas de su mansión cómo cada Sábado o Domingo. Una adolescente con pensamientos y un modo de ver la vida, muy peculiar.

Hay personas que buscan su zona de confort, que necesitan un espacio donde se sientan protegidas, Katrina en busca de eso, tomó un atajo del camino, no el «equivocado» porque al fin del día, las personas deben pasar por ciertos lugares para aprender experiencias, chocar con una piedra y aprender.

Protegido (+21) [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora