Capítulo 18

6.6K 500 375
                                    

Blake Grayson.

Mi cabeza da vueltas e ideas borrosas van y vienen, me muevo en la cama y me doy la vuelta boca abajo. Abro los ojos, me incorporo en la cama... estoy en mi habitación. A mi izquierda la luz entra iluminando toda la habitación.

No puede ser... si son las seis de la mañana.

Me toco los costados frontales de mi cabeza y veo la hora «10 a.m» Salgo de mi cama, pero... ¿Como?

Camino apresurado al baño entre bostezos y una imagen aparece en mi mento confundiéndome, cierro mis ojos tocando mis sienes y otra y otra imágenes aparecen como si fuera una escena de película que me hacen detener el paso en seco al recibir una avalancha de recuerdos.

Kant.

Levanto mi cara mirando a la puerta cuando una secuencia de momentos aborda mi memoria, la muy hija de puta...¿Me desmayo?

Pero...

Me avivo y relaciono lo último que recuerdo de ella con la molestia actual no solo entre mis piernas sino en mi cabeza, me desmayó presionandome la sien, jodida perra.

Muy molesta no estaba, conozco a una mujer cuando quiere y no quiere, y ella nunca me dijo que no, más bien se restregó contra mí estando de espaldas y encima mío.

Entro al baño para darme una ducha, ya estoy con mis horarios tarde, de nada vale apurarme y en todo caso si no quisiera ir tampoco sería problema pero para el bien común, mi trabajo es algo que amo y daría todo por que siempre siga igual.

No soy de esas personas irresponsables o empresarios que prefieren que los demás trabajen por uno mismo, me cargo lo que sé que corresponde y es liderar una de las empresas multimillonarias más importantes de Europa, esto no lo voy a pasar por alto y me las voy a cobrar.

Me alisto el traje, peino mi cabello y tomo mi móvil guardándolo en mi bolsillo interno.

Salgo y no hago ni por mirar su puerta, si están listos bien y si no, mal por ellos.

Me pongo los lentes y cuando piso el escalón de la escalera todo lo de anoche llega como tiro a mi mente «Mil veces hija de puta» en el hall de planta baja, ella está parada con sus tres hombres.

Esta seria como siempre, como si no hubiese pasado nada, pero yo me voy a encargar de que lo recuerde todo.

No saludo y salgo, ya en la camioneta ingreso ubicandome y aprovechando la descongestión en las calles llegamos más rápido de lo esperado a la avenida de Grayson Company.

Tomo mi móvil, diez llamadas perdidas y más de cincuenta chats sin leer del día de hoy.

Maldigo para mis adentros.

Presiono el menú y me lleva a la última aplicación abierta «cámara de fotos». Entrecierro mi vista e ingreso a la galería, no recuerdo haberla utilizado. Visualizo la imagen  que aparece y levanto mi mirada hacia adelante una vez de notar cómo y cuándo la hizo.

¡Hija de puta!

Estoy yo, me distingo dormido y ella está con su rostro sobre mi pecho mientras duermo, sonríe pícaramente mientras posa su mano sobre el tatuaje en mi pectoral y de la forma inclinada que posa sobre mi, puedo ver el escote de sus pechos bajo esa musculosa que traía puesta.

Esto es una guerra, que quede claro quien la inició y que no se le olvide algo...

Yo nunca pierdo.

Saco de mi maletín un block de hojas y mi lapicera. Escribo una nota que sé, no va a rechazar y si lo hace soy capaz yo mismo de hacer que la cumpla, demasiadas cosas pasaron como para hacer la vista gorda y no suelo quedarme con las ganas, más bien suelo darme con todos los gustos.

Protegido (+21) [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora