Capitulo 11 Parte II

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Huracán

Alexa

Escucho el tintineo de llaves en el pasillo, me tiro al suelo y por el espacio de la puerta veo pasar unos zapatos de cuero negro.

Blake.

¡Lo odio!

Maldigo el momento que me llamó para avisarme que nos daría la noche libre pero no puedo objetar nada ya que se supone que también sigo sus órdenes.

Las mías son claras, y no pienso  reducirlas por una petición del arrogante hombre.

Cuando llegamos por la tarde a la mansión y Grayson se encerró en su oficina,  mandé a Trent y Ward a traer mi moto del domicilio que nos cede la organización, como dije no pienso quedarme haciendo nada ni malgastando mi tiempo en estupideces.

Lo voy a seguir.

Sincronizo mi tableta con el centro de control y habilito la cámara principal que es la que está colocada en la entrada delantera, tiene una vista panorámica de ciento ochenta grados donde observo a Blake saliendo. Estudio su vestimenta «¿A donde estás yendo cretino?» me pregunto. Lleva una camisa blanca abotonada hasta la mitad de su pecho con un pañuelo azul estampado ubicado en su cuello, el traje que lleva encima figura sus músculos y cuerpos de una manera muy... exitante. Los pantalones negros de vestir se le ciñen a su figura y no puede faltar esos accesorios que le brillan en su pecho «Las cadenas de oro»

Es un hombre que genera orgasmos visuales, porque no solo está bueno si no que su estilo de vestir es único y para nada básico.

Se acerca al sitio donde están apilados sus autos y coge el Aventar negro que combina con su animo habitual, le sienta de maravilla. Acelera excesivamente y sale como si estuviera corriendo una carrera.

Tras su salida abro el Vizion «el objeto que que siempre cargo» y lo enciendo reubicando su localización, veo cómo sale del barrio privado y se encamina en la avenida principal.

Lo dejo encendido mientras procedo a vestirme rápidamente.

Entro en unos pantalones engomados y me calzo unas botas hasta las rodillas, voy toda de negro, escucho voces en el patio y me acerco a la ventana donde vislumbro a Mariah recostada en una tumbona tomando de una copa y hablando por video llamada.

La noto divertida y río para mis adentros. Cuando el gato se va los ratones hacen fiestas, dice el famoso dicho.

Me concentro en el camino que toma el hombre y entiendo lo que hace, trató de que la prensa se olvidara de él, sabemos que el gran Blake Grayson es solo una fachada para la imagen de la empresa y que si quiere prosperar debe resguardarse de todo lío mediático.

Termino de cerrar el cierre del calzado y en corpiño me dirijo al placard, me pongo una remera transparente negra que deja todo mi torso y espalda a la vista, voy a ir con colores oscuros para no llamar la atención.

Me miro en el espejo y dejo mi cabello suelto, lo tengo húmedo pero para cuando llegue en moto hasta el lugar ya lo tendré seco.

Me miro en el espejo «Quizá es hora de cortarlo» Lo tengo hasta las caderas, debido a la longitud se me ondula en las puntas, pero no hago tiempo de cortarlo ya que siempre estoy ocupada trabajando o recuperando horas de sueño.

Pongo la Glock 19X en mi pretina delantera y la aseguro en el soporte para que no se deslice. Guardo el móvil en la parte interna de mis botas, tomo las llaves de la moto y abro la puerta para ir al destino donde está Blake.

Bajo las escaleras y no veo a nadie, tampoco estoy saliendo a escondidas, pero me ahorro formalidades, pongo la mano en el pomo de la puerta pero queda la acción a medias.

Protegido (+21) [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora