Capitulo 37

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Blake

Noto la hora en mi reloj y hago la última serie de abdominales en el gimnasio de mi casa, ya van a ser cerca de las siete de la mañana y mi día, de momento, comenzó bastante bien.

¿Quién no lo empezaría así al ver a tu escolta haciendo sentadillas?

No se si me pone mas verla en leggins o en esos short pollera que utiliza para el deporte, en ambos casos saca a relucir sus atributos. Me pongo de pie cuando la veo salir al igual que todos sus escoltas con quienes todos los días entreno en este espacio, claro, sin comunicación alguna. Yo me anclo mis auriculares y me concentro casi el total del tiempo en mi rutina.

En cuanto a ellos, es como si estuvieran pero a la vez no. Exceptuando, claro, a ella.

Es decir, están porque se que todo el tiempo se ubican a un metro o dos atrás mio, pero su presencia para mi pasa siempre desapercibida puesto que son de lo más silenciosos y profesionales de lo que me imagine y hoy después de tantas semanas, me siento a gusto con ellos. Estiro mis brazos de un lado a otro relajando los músculos y salgo del gimnasio tomando agua de mi botella, afuera hay un día extremadamente soleado, diferente a lo habitual ya que acá suele predominar el día nublado o lluvioso. En lo que subo a mi piso y paso por la puerta de Alexa, sonrío para mí cuando se me ocurre una idea así que retomo los pasos que di y doy dos golpes esperando a que abra.

—¡Voy! —vocifera y segundos más tarde aparece en mi vista.

—Me dijeron que las tuberías que dan a tu baño están rotas —menciono en faz a mi idea.

Abre por completo la puerta y apoya su cuerpo en el marco cruzando los brazos y elevando su mirada cuando se acerca en tanto alza una ceja, desafiante como siempre.

—¿Ah, si? —responde en la sombra de una sonrisa que reprime.

Me muevo de un pie a otro mojando mi labio inferior al ver, nuevamente, lo que trae puesto. Sus pechos se alzan más en esa pose y su abdomen está al aire libre permitiendo ver esa piel suya, tan suave y brillosa bajo el top deportivo que lleva.

—Si —garantizo con seguridad volviendo a mirar su rostro.

—¡Oh! —se separa del marco y da un paso quedando a centímetros de mi rostro en lo que ella se lleva una mano a sus labios sorprendida y hunde sus cejas a modo de preocupación— Entonces, tendré que bañarme en los baños de algunos de mis hombres —suelta sonriendo y cerrando tras sí la puerta para pasar por mi lado.

¿Como?

Giro rápidamente tomando su mano y tirando de ella hasta mi cuerpo, poso mis manos en su pequeña cintura y la atraigo aún más a mi cuerpo presionándola contra mi. Aterriza con sus manos sobre mis pectorales y sonrío cuando ella afila su mirada e intenta separarse de mi, saco la mano de su cuerpo exclusivamente para ojear la hora y mantengo el gesto con una de mis comisuras arriba cuando giro sobre mis pies y la apoyo sobre la pared, por alguna razón, tenerla en esta posición me la eleva en minutos.

—De eso nada, narcomodelo —susurro sobre sus labios— Y mira que jefe tan bueno y humilde tenés, que estoy dispuesto a que utilices mi baño, para asearte y cubrir tus necesidades —suelto penetrando sus brillantes verdes que me vuelven loco.

—Pero que empleada afortunada soy entonces —sonríe subiendo sus brazos y posándose sobre mis hombros.

—¿A que si? —me acerco a sus labios y pego los mios con fiereza saboreandolos como si fueran una de las más grandes delicias, nuestras lenguas se tocan y me da ingreso a más, la tomo del cuello atrayéndola más a mi y presiono mi pelvis en su cuerpo para que vea como me tiene con a penas su roce y sus besos.

Protegido (+21) [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora