Capítulo 53

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Blake

A la empresa llegamos en silencio, la salida del crucero fue igual. Ambos sumidos en nuestros pensamientos, con un hielo de distancia que por cada mirada que nos dábamos al chocarlas instintivamente prometía derretir la dureza y superficie que nos separaba. Me gusto oír esas palabras porque, de cierta forma, hace bastante confirme que ella se rinde a mis deseos y yo claro, me rindo a los de ella. Soy muy consciente de eso, de las veces que su naturalidad y atractivo me cautivó dejándome en silencio, peró más aún de las veces que por su manera de ser me atrajo hacia ella, o incluso de las veces que tengo que lidiar contra lo que mis ojos quieren ver o mis dedos tocar. Cada que me acerco a ella es con la intención de recordarle a mi olfato que ese aroma que carga es el mismo de siempre y uno que no podría olvidarme jamás, porque hoy puedo diferenciar entre la esencia de su piel y la de su cabello, uno suave y otro intenso. Por que me fascina pasar mis labios por su cuello y sentir como su pulso se acentúa por cada vez que me asomo a su carótida es un signo de que ambos estamos viviendo lo mismo, porque si ella apoyase su perfil en mi pecho, se daría cuenta que mis pulsaciones no piden permiso a la hora de expresarse y esto... justamente de este tipo de pensamientos es que soy consciente.

Jamás en mi puta vida me puse tan estupido a la hora de hablar de una mujer y mucho menos de describirla, de esperar por verla, de repasarla, de disfrutar de su poder, de que se crea la única mujer en el mundo capaz de todo. Porque así, siendo ella escolta en el ámbito de la seguridad privada estoy seguro de que se podría comer el mundo tan solo si ella quisiera.

Todo.

Y esto que me atrevo a pensar mientras camino hasta mi oficina es tan peligroso como prometedor, pero...

Si algún día, llegado el caso, ella quisiera comerse el mundo y pisarlo con sus altaneros pasos bajo esos finos tacones, sería un privilegiado de esperar detrás de ella y detallarla en cada paso que de, claro, sin interferir para detallar cómo en un chasquido de dedos hace realidad todo lo que se pueda proponer.

De repente me interesa saber su vida, siento que se poco de ella ó más bien que no sé lo suficiente y quedo perplejo al darme cuenta de que me bastaron estos meses para hablar de esta manera de una mujer.

Al fin y al cabo, quizá, mi mirada general hacia el género femenino fue infravalorado para la calidad de mujer con la que me tocó cruzarme y parece de no creer que todo se haya dado en base a algo malo, a algo que intenta torturarme pero que de momento le hago frente. Eventualmente se que yo solo soy una persona más para la mafia, un peón como seguro deben llamarme y literalmente el puente con pase directo de Europa a América.

Eso ya quedó demostrado, pero no hago cosas en las que no me beneficie y en las que me vea obligado por un tercero a hacerlas.

Porque cuando eso pasa, hay consecuencias.

Salgo de mi oficina al momento exacto en donde se que mi secretaria tiene media hora de receso. Aprovecho el momento para salir y hacer lo que desde esta mañana tenía planeado.

Ir a la comisaría.

Al momento en que pongo un pie fuera y tras minutos de haber entrado, ambos en silencio, luego de que las últimas palabras emitidas hayan sido en el ascensor y por Alexa, hago lo que tenía planeado y es caminar hasta el final del pasillo en dirección del ascensor y luego improvisar, que de vez en cuando dejar de ser metódico y estar a mi suerte no es mala opción.

Escucho lo que esperaba y es el ruido de sus tacones y entonces me detengo girándome hacia todos para proceder con lo primero que se me ocurre. Todos yacen formados y a la primera que veo es a ella y cómo se detiene al momento en el que me giro y camino hasta su puesto.

Protegido (+21) [Libro 1] ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora