XIX

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—¿Qué sabes de Donghyuck?—Dió una calada a su cigarrillo mientras mantenía la mirada en el chino.

—Al parecer está muerto, lo he buscado hasta por debajo de las piedras y no hay nada de él—. Winwin respondió con neutralidad mientras esperaba una respuesta.

—Su vida sería más extensa sino se hubiera negado a tener relaciones conmigo. Tan idiota.

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Haechan no había aparecido por la casa de Mark, Jeno le había dicho que se le caía la cara de vergüenza. Mark le había dicho a su madre que el menor estaba enfermo y necesitaba reposo para regresar.

Pero sí, no mentía Mark, Donghyuck había pescado un fuerte resfriado, que, por no tratarlo se convirtió en gripa.

Pero ahora Mark se encontraba en casa de Jeno y Haechan de visita hacia el menor, mientras Jeno estaba en casa del bonito chico de linda sonrisa junto con Renjun.

—¿Chan?— Donghyuck volteó asustando hacia la voz proveniente.

—Hyung, váyase de aquí, me veo fatal —el de piel acanelada tenía un papel en su nariz como tapón. 

—No sólo te ves, sino que estás, porque olvidas que soy ciego y no puedo apreciarte.

Mark caminó lentamente siguiendo la voz del menor, cuando estuvo cerca acercó su mano al rostro ajeno.

—Estás libre de fiebre —Donghyuck lo observó fijamente mientras sentía las ambas manos sobre su cuello. —Tus anginas no están inflamadas.

—Vaya, futuro doctor perfecto, guapo y perfecto, nadie como tú, hyung.

Mark rió.

—Tomaste mucho, te pudo haber dado una congestión.— Donghyuck no dejaba de mirarlo.

—Lamento lo ocurrido de ese día, no entiendo qué pasó. — Las manos de Mark ahora estaban en sus mejillas.

La posición era incómoda para ambos, el coreano acostado en el sofá y el canadiense parado tomando su rostro.

—Sé que no fue un accidentalmente y mucho menor un error, Chan.— El nombrado paladeció. —Resulta que soy ciego, pero no tonto.

—No, hyung, no es lo que piensa—. Donghyuck quería ponerse a llorar, todavía no estaba listo para confesar sus sentimientos, además que todavía ni él mismo los había aceptado. Aunque claro ya estaba, en el fondo, sabía que Mark le gustaba.

—Es porque te doy lástima, ¿no?

»Qué.

—No, no, nada de es...

—Sientes lástima porque soy ciego y te quieres burlar.

—Mark, estás confundiendo las cosas— Donghyuck estaba al borde de perder la cordura.

—No, no las confundo, estoy diciendo la verdad, a ti te provoco lástim...

Lo estaba besando.

Por segunda vez, Donghyuck besaba a Mark con el mismo sentimiento de ese día y de ese momento. Donghyuck se dedicó a concentrarse en el tacto. Mark jamás se separó.

Donghyuck podía definir ese beso como los mejores que ha dado sin saber que Mark era primerizo.

Mark también disfrutaba del tacto cálido y especial.

El corazón de Mark amenazaba en salir y el cerebro de Mark se había desconectado.

Tan suave y cálido, tan delicado y espontáneo.

—Yo no siento lástima por ti, pero me sentiré mal por ti si te contagio.


Blindness- MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora