XXXVII

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El cielo está tan gris, el sonido de la lluvia inunda la cuidad. Incluso el día es demasiado deprimente para aquellas personas que escuchan aquella oración.

Jaemin y Renjun abrazan a su novio y limpian las lágrimas de Jeno, quien aún se aferra a la urna funeraria mientras llora más, incluso la besa y le susurra palabras que no son audibles.

Qué tortura vivió Donghyuck.

El camino al departamento que recientemente habían decidido comprar aquellos tres jóvenes es prolongando, pero para Jeno no es suficiente tiempo para recordar tantas cosas hermosas que vivió con aquel joven, que ahora es polvo y está en aquella cajita de madera que tiene tallado de diseño un girasol.

Donghyuck podía ser el sol y el girasol al mismo tiempo.

Ni siquiera puedo volver a tener una última conversación con aquel moreno que fue su mejor amigo, desde aquel momento donde el menor le cortó unos mechones de pelo y le dejó un hueco en la cabeza.

Jeno recordó llorar durante su estancia en la escuela por la acción del menor. Pero, ¿cómo no perdonar esa acción? Si al siguiente día ese morenito había llegado con la lechesita sabor a chocolate ofreciéndole disculpas.

Ese momento fueron uña y mugre porque jamás se separaron.

Incluso se prometió a sí mismo a proteger a ese lindo y hermoso Donghyuck, porque es su sol y el sol debe estar brillando, porque el sol le transmitía energía pero ahora lo estaba quemando.

Ahora Donghyuck está muerto y todo lo que se prometieron vivir quedará en el olvido.

Jeno se odia por no poder protegerlo de la maldad, soberbia y perversidad de aquel hombre.

Maldito Minjun.

Malditos padres de Donghyuck.

¿Cómo le puede dar esa noticia a Taeyong?

Ni siquiera quiere imaginar cómo tomará la noticia.

☀︎︎ ☀︎︎ ☀︎︎

Mark se estresa cuando aquella médica le indica que el estrés llegará a ser contraproducente para su visión.

Le estresa tener tanta venda rodeando su cabeza y tapando sus ojos.

También le estresa que no pueda dejar de estresarse.

Tres semanas serán un infierno con aquellas vendas acalorandolo y produciendole sudor en aquella superficie de su cara.

Pero Chenle bien le sostiene que tres semanas pasarán rápido, y cuanto menos se lo espere, estará visualizando el mundo.

Le indican total reposo, no levantarse por ningún motivo. Aún si hay un terremoto —como dice Chenle—. Pero Mark trata de permanecer tranquilo y sereno.

—Cuando veas, lo primero bello que observarás, seré yo.—Chenle ajusta la aquella venda que comenzaba a perder la fuerza.

—Y tienes que volver a hablar con tus amigos y familia.—Chenle vuelve a proclamar poniendo aquella cinta en la tela.—Deben estar preocupados mientras tú estás aquí conmigo.—Mark ríe ante el último comentario. —Deja de ser descarado, hyung, tú estás en la gloria conmigo.

—Lo siento.—Mark habla un poco desconcertado.

Finalmente salen del hospital, bueno, Chenle saca a Mark, porque aquel canadiense se toma a pecho el papel de no realizar ninguna fuerza y le pide a Chenle sacarlo en silla de ruedas.

Pero Chenle accede, ignorando la parte donde en un tope Mark cae de boca y las vendas se ensucian de tierra, además de que Mark tiene un ligero raspón en la frente y punta de la nariz.

Pero nada grave, porque Chenle cuida con su vida aquella silla.
Y Mark se sigue quejando por la fricción del piso con su frente, mientras soba su nariz.

De todas formas, ambos jóvenes siguen su camino, llegan a aquel departamento compartido por los estudiantes de la facultad de medicina.

Pero Mark no puede dejar de ser un impaciente de primera, quiere ver a Chenle, a Jaemin.
También quiere volver a ver a su familia, ni siquiera la recuerda desde la última vez.

Quiere volver al lugar donde se enamoró.
Quiere conocer al joven del que se enamoró y le hizo aquella vez sentirse amado.

Después de más de un año no cree que haya cambiando algo dentro de su círculo social.

Quiere conocer el mundo del que tantos años huyó.

Blindness- MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora