III

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—Hyung, enseñame la escuela.— Nana iba del brazo de Mark dando pequeños saltitos, el primer día en la universidad para Jaemin, y el segundo año de Mark.

—Jaemin, en todo caso serías tú quien me tiene que enseñar la escuela.— Mark cuidaba cada paso que cada, tenía memorizada la cantidad de pasas que dar en cada salón, Mark caminaba con sutileza mientras Jaemin sostenía su mano. El menor tomaba la mano de su mayor cuidando el camino. —¿Dónde queda tu aula, Nana?.— Jaemin paró y sacó su papel donde lo había escrito.

—127 y el tuyo es 323, hyung, dime dónde queda mi aula, la memorizaré y te iré a dejar a la tuya.— una risa retumbó en los oídos de Mark.— Tienes tanta suerte que me hayan aceptado en esta universidad, bebé.

Un sonrojo se tornó en la cara de Mark, él escuchaba los gritos de algunas alumnas “se ven tan lindos juntos”.

No era la primera vez que escuchaba ese tipo de comentarios, era inevitable, de Jaemin siempre escucha un “él es tan guapo y apuesto.” mientras que de él mismo escucha un “oh, pobre del chico guapo que tiene que cuidar de un ciego.” ¿Entonces él no era bonito?.

Bueno.

El recuerda que su mamá y papá le decían que la piel era un cascarón, que la belleza era ese pedazo de piel que cubría los sentimientos. Pero eso no quitaba el hecho de que jamás había recibido un alago, al menos no de alguien que no fuera Jaemin. Jaemin era bonito, tanto de afuera por  dentro y era algo que Mark amaba de de su precioso Nana, quiere que Nana tenga un novio o novia que ame todo de él, incluso de cada tontería que hace.

—Y aquí es tu salón, hyung bonito.—Jaemin dejó de tomar su brazo para que Mark pudiera entrar a su aula. —Comportate, no hagas tu desastre, Hendery está en tu dirección, sigue así y llegarás a él, ten un buen día, te veré en receso.—El menor peinaba su cabello con sutileza.—Me voy, lindo.

—Oye, ¿ese no es Jaemin?—un chico de linda sonrisa, alto, más alto que Mark para ser exacto, con voz grave.

—Dude, el ciego soy yo, ¿por qué me preguntas eso?— rió desde sus adentros.—Y sí, era Nana.—Mark tenía una linda sonrisa que hacía revolotear los corazones de quienes la veían.

—Los de primer ingreso son preciosos, ¿los has vist...—se mordió la lengua.— ¿Los has escuchado?.

Mark estalló en risas, incluso su rostro tenía un ligero color rojizo.

—No sabes cuándo callarte.

Blindness- MarkhyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora