Blindness- Markhyuck

XLIV

Donghyuck, con su bonito delantal que él mismo decoró corre de a un lado a otro con Jisung preparando cafés.

—Deberías...— Jisung comienza a hablar mirando a Chenle. —Pedirle el divorcio a Minjun. —Donghyuck parace estar asustado pero sigue escuchando a su amigo. —O salir con alguien más, de todas formas, Minjun jamás se dará cuenta.— Mark y Chenle sonríen ante las palabras de Jisung. —Como el médico que acompaña a Chenle.

El sonido de Mark escupiendo su café se hace presente.

La plática de la noche no le fue muy clara a Jisung.

—Ni siquiera lo conozco. — Donghyuck mira desde lejos al guapo hombre. —Tampoco es mi tipo.

Mark frunce el seño mientras Chenle se burla de él.

El micrófono que le habían colocado a Jisung estaba siendo un estorbo para Mark.

—Pero, Minjun sólo te quiere por tu capacidad de tener hijos.

—No, Jisung, él me ama.

—¡Hyung!—Jisung grita, Mark y Chenle se quitan aquellas almohadillas por las que escuchaban la conversación. —Ni siquiera sabes si lo amas, únicamente estás agradecido con él.

—Tal vez ahora no lo amo, pero en algún momento lo amé, por eso estamos casados.— Donghyuck limpia la barra. —Mark es guapo y todo.— hace una pausa. —Es inteligente y simpático. —Mark no puede soportar el sonrojo en su cara. —Es muy sexy y amable. —Mark se está muriendo de vergüenza. —Tal vez me atraiga físicamente, sólo eso, pero Minjun es mi esposo y debo respetar nuestra relación.

—Hablas de él como si lo conocieras.

—Sólo lo he visto unas cuantas veces.

Donghyuck se miente a sí mismo.

¿Cuántas veces ha soñado con ese pelinegro?

Ha perdido la cuenta. Él está ahí en cada de sus sueños que parecen pesadillas, porque termina sudando y con dolor de la cabeza insoportable.
Pero sus sueños con él son preciosos, desde los pequeños besos de piquito que él le roba al mayor, hasta esa imagen erótica de él mayor sudando y penetrándolo.

Además de aquel chico nervioso que llegó hace unas semanas, también está en sus sueños, quien en ellos se llama Jeno, y por lo visto tiene dos novios.

Se encuentra demasiado confundido.

Si aquellos jóvenes lo conocieran irían al grano con él.

Pero desde el primer encuentro ellos son indiferentes con sus acciones.

Su cerebro sólo está dando una mala jugada.

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Casi media noche Donghyuck camina sin compañía, las calles desoladas que sólo el sonidos de los claxons son su única compañía. No soporta el dolor en su vientre, ni siquiera es capaz de seguir caminando o ahí mismo se quebrará. Pero no quiere seguir en las calles, mucho menos solo.

El sudor invade sus párpados, el calor de su frente se apodera también de sus ojos, está ardiendo en fiebre pero no es capaz de darse cuenta. Un poste es lo más cercano que hay para detenerse en ese momento.

Cierra sus ojos mientras abraza con un brazo el poste de luz.

Él está en un auto, mientras ruega que frenen, pero no es escuchado. Su cabeza le arde y un pitido le lástima los oídos, el sonido es producto de su imaginación porque no puede dejar de escucharlo aún se tape ambos oídos con fuerza.

El coche se vuelca hasta que topa con el vacío, lo único que escucha son las ambulancias pero pierde el conocimiento.

El pitido se vuelve más fuerte que termina callendo de rodillas, su vientre duele más, debido a la posición que está ahora.

—¿Estás bien?— La voz que tanto escucha en sus sueños está ahí.

No puede responder, niega hasta que su cuello se quiere acalambrar de dolor.

Jeno, Jeno, Jeno, su mejor amigo de la infancia.

Jeno, su salvador a la desgracia.

¿Pero cuál desgracia?

Jeno, ¿Quién es Jeno? ¿Dónde está Jeno?

Minjun, Minjun, Minjun, su marido perfecto pero también su desgracia.

¿Por qué su desgracia?

Minjun, ¿Qué le ha hecho Minjun? ¿Por qué está con Minjun?

Taeyong, Taeyong, Taeyong, su hermano mayor, su ejemplo.

¿Qué ha pasado con Taeyong? ¿Por qué no está con él?

La voz interna de su cabeza le grita, le exige y lo cuestiona, preguntas que no tienen respuesta.

Desconoce cada nombre, cada pregunta, cada situación que su mente le proporciona con la finalidad de hacerlo temblar.

Escucha la voz varonil preguntándole sobre su estado, pero no es capaz de responderle si su cabeza no es capaz de procesar nada. Quiere ayuda pero no puede pedirla.

Su mente deja de atormentarlo para caer en el frío pavimento. Lo último que puede escuchar es la puerta de un auto cerrarse y prender el motor.